Pautas para la Salud Ósea

Las deficiencias en la salud ósea son comunes entre las poblaciones de edad avanzada [1]. Las condiciones musculoesqueléticas asociadas, particularmente la osteoporosis, pueden resultar en una discapacidad física significativa e impactos psicológicos [1]. Afortunadamente, seguir las pautas de actividad física, nutrición y terapias farmacológicas puede promover la salud ósea y evitar los problemas musculoesqueléticos que se han vuelto característicos de la vejez. 

El ejercicio es una de las formas más impactantes a través de las cuales las personas pueden mejorar su salud ósea [1]. De manera óptima, el ejercicio debe realizarse con frecuencia durante la maduración para garantizar que los jóvenes alcancen su masa ósea máxima y, en consecuencia, prevenir o retrasar la osteoporosis más adelante en la vida [1]. Aunque el ejercicio temprano en la vida puede ser muy beneficioso, también tiene un impacto durante la mediana edad y la vejez [1]. Si bien no se conoce la forma óptima de ejercicio para promover la salud ósea, los investigadores recomiendan ejercicios de alto impacto que involucren movimientos dinámicos como brincar o brincar [1, 2]. Alternativamente, los movimientos extraños o de alto impacto combinados con el entrenamiento de resistencia también pueden ser beneficiosos [2]. Las personas que no pueden participar en actividades de alto impacto pueden beneficiarse de ciertas posturas de yoga, entrenamiento de resistencia de bajo impacto o incluso caminar [2]. Las investigaciones indican que participar habitualmente en estas formas de ejercicio durante al menos dos o cuatro sesiones cortas (30 minutos o menos) cada semana es una buena guía para mantener o mejorar la salud ósea [2]. 

Una mejor nutrición es otro cambio de estilo de vida que las personas pueden adoptar para promover la salud de sus huesos. Múltiples estudios han señalado que las proteínas tienen una gran influencia en la salud ósea; sin embargo, la proteína puede ser perjudicial o beneficiosa, dependiendo de varios factores [3]. La fuente de proteína es un factor hipotético. Shams-White y sus colegas investigaron los efectos diferenciales de la proteína de origen animal frente a la proteína de origen vegetal [3]. Sus resultados primarios incluyeron biomarcadores de la columna lumbar (LS), el cuello femoral (FN) y la densidad mineral ósea (DMO) corporal total [3]. A pesar de los diferentes perfiles de aminoácidos de las dos fuentes, la investigación no mostró una diferencia en los beneficios [3]. Otro estudio realizado por los mismos investigadores encontró que una mayor ingesta de proteínas era más beneficiosa que una menor ingesta para la DMO de LS, pero por lo demás, los dos niveles de ingesta eran comparables en términos de marcadores de FN, cadera total y DMO corporal total [4]. Por otro lado, los productos lácteos son una mayor fuente de proteínas beneficiosas para los huesos que cualquier otro alimento característico de la dieta de los adultos [5]. De hecho, en ciertas poblaciones, el calcio de los productos lácteos parece aumentar la densidad mineral ósea y mejorar el contenido mineral óseo total del cuerpo cuando se consume a largo plazo [5]. 

Cuando las condiciones óseas ya han progresado significativamente, los médicos a menudo necesitan recurrir a intervenciones farmacológicas [1]. Los medicamentos para las afecciones óseas tienden a ser efectivos, pero sus beneficios a menudo son de corta duración y se asocian con efectos secundarios raros pero drásticos [1]. Por ejemplo, tratamientos como los bisfosfonatos son conocidos por sus altas tasas de éxito en el tratamiento de pacientes que padecen osteoporosis inducida por glucocorticoides [6]. Desafortunadamente, los bisfosfonatos pueden no servir como una solución óptima a largo plazo para ciertos pacientes, en cuyo caso se requiere un manejo adicional [6]. 

En última instancia, quizás la mejor manera de lograr la salud ósea sea seguir regularmente las pautas establecidas por una investigación exhaustiva, incluido un régimen de ejercicios de impacto de alta intensidad y el consumo de alimentos ricos en nutrientes para los huesos, como los lácteos. Cuando las enfermedades óseas ya han progresado, los tratamientos farmacológicos pueden ser muy efectivos, pero su éxito puede estar limitado a corto plazo. Por ello, mantener hábitos saludables de alimentación y ejercicio es de suma importancia para evitar problemas óseos persistentes. 

Referencias  

[1] L. Santos, K. J. Elliott-Sale, and C. Sale, “Exercise and bone health across the lifespan,” Biogerontology, vol. 18, no. 6, p. 931-946, October 2017. [Online]. Available: https://doi.org/10.1007/s10522-017-9732-6.  

[2] K. L. Troy et al., “Exercise Early and Often: Effects of Physical Activity and Exercise on Women’s Bone Health,” International Journal of Environmental Research and Public Health, vol. 15, no. 5, p. 1-17, April 2018. [Online]. Available: https://doi.org/10.3390/ijerph15050878.  

[3] M. M. Shams-White et al., “Animal versus plant protein and adult bone health: A systematic review and meta-analysis from the National Osteoporosis Foundation,” PLoS One, vol. 13, no. 2, p. 1-24, February 2018. [Online]. Available: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0192459.  

[4] M. M. Shams-White et al., “Dietary protein and bone health: a systematic review and meta-analysis from the National Osteoporosis Foundation,” The America Journal of Clinical Nutrition, vol. 105, no. 6, p. 1528-1543, June 2017. [Online]. Available: https://doi.org/10.3945/ajcn.116.145110.  

[5] E. G. H. M. van den Heuvel and J. M. J. M. Steijns, “Dairy products and bone health: how strong is the scientific evidence?,” Nutrition Research Reviews, vol. 31, p. 164-178, March 2018. [Online]. Available: https://doi.org/10.1017/S095442241800001X.  

[6] A. Caplan et al., “Prevention and management of glucocorticoid-induced side effects: A comprehensive review: A review of glucocorticoid pharmacology and bone health,” Journal of American Academy of Dermatology, vol. 76, no. 1, p. 1-9, January 2017. [Online]. Available: https://doi.org/10.1016/j.jaad.2016.01.062. 

Cuidado Quiropráctico para Tortícolis en Recién Nacidos

La tortícolis infantil se manifiesta cuando el músculo esternocleidomastoideo, que conecta el esternón y la clavícula con el cráneo, se acorta como resultado de factores musculoesqueléticos o no musculoesqueléticos 1, ya sea al nacer en forma de tortícolis congénita, o más adelante en el desarrollo en forma de tortícolis adquirida. La incidencia mundial de tortícolis congénita varía del 0,3% al 1,9%, y algunos estudios apuntan a una prevalencia de 1 de cada 250 recién nacidos, lo que representa la tercera anomalía ortopédica congénita más frecuente 2. Un diagnóstico temprano de la tortícolis del recién nacido facilita su rápida corrección no invasiva, como a través de la atención quiropráctica, minimizando cualquier complicación a largo plazo. Con el tratamiento adecuado, el 90% y el 95% de los niños a mejorar durante su primer año de vida, y el 97% de los pacientes mejoran si el tratamiento se inicia antes de los seis meses de edad 3.

Existen varios métodos para tratar la tortícolis congénita. Se recomienda la terapia física y quiropráctica y el reposicionamiento como una opción de tratamiento de primera línea. Dicho tratamiento inicial se centra en el estiramiento de rango pasivo y un seguimiento minucioso del paciente, incluidos los estiramientos de flexión, extensión y rotación lateral manuales. Una buena estabilización y una posición correcta de la mano son fundamentales, aunque los métodos de estiramiento y las posiciones están muy centrados en el paciente 4.

Un estudio de caso de 2015 demostró que el manejo quiropráctico de la tortícolis infantil resolvió por completo la tortícolis y la fijación anormal asociada del ojo derecho 5. El tratamiento quiropráctico consistió en terapia de manipulación de la columna cervical junto con masaje y estiramiento de los músculos del cuello; todos los síntomas se resolvieron en 4 semanas.

Desde entonces, la manipulación quiropráctica bajo anestesia se ha desarrollado como un nuevo método terapéutico. En una serie de casos retrospectiva de 2018, un médico quiropráctico trató a 6 bebés de 4,5 a 15 meses de edad previamente diagnosticados con tortícolis recién nacida, después de no responder a las opciones de terapia conservadora. Los 6 bebés, que se encontró que tenían tortícolis del recién nacido, respondieron bien a la manipulación bajo anestesia 6, experimentando un rango de movimiento cervical significativamente mejorado. La manipulación bajo anestesia puede representar una opción terapéutica para los casos de tortícolis compleja que no responden a otras terapias complementarias.

Más recientemente, un informe de caso de 2020 documentó la resolución completa de la tortícolis congénita de un bebé utilizando un enfoque quiropráctico multidisciplinario. El tratamiento consistió en una manipulación suave de la región espinal atlantoocipitales, terapia de tejidos blandos del músculo esternocleidomastoideo y manipulación craneal junto con una serie de ejercicios en el hogar y una derivación a un fisioterapeuta 7. Desde entonces, una revisión sistemática de 2020 que evaluó la efectividad y la seguridad de las intervenciones conservadoras para la tortícolis en todas las edades, corroboró que las prácticas de estiramiento y reposicionamiento dirigidas por profesionales representaban intervenciones económicas y de bajo riesgo con un enorme potencial para tratar la tortícolis del recién nacido 8. Finalmente, junto con estas intervenciones, tanto la cinta kinesio y la terapia con casco, principalmente para bebés con asimetría moderada a severa y persistente, brindan herramientas adicionales de atención quiropráctica para el tratamiento de la tortícolis del recién nacido 4.

La investigación ha destacado los resultados positivos de un enfoque multidisciplinario para corregir la tortícolis pediátrico. Los padres deben permanecer bien informados sobre la afección y su pronóstico, además de participar de manera proactiva en su manejo. En conjunto, los proveedores de atención médica deben estar al tanto de la asociación entre la tortícolis congénita y su impacto en los hitos del desarrollo motor grueso de un niño. Al final, la terapia rápida y adaptada al paciente de un equipo colaborativo seguirá siendo clave para los resultados clínicos sostenibles 3.

Referencias 

1.        Haugen, E. B., Benth, J. Š. & Nakstad, B. Manual therapy in infantile torticollis: A randomized, controlled pilot study. Acta Paediatr. Int. J. Paediatr. (2011). doi:10.1111/j.1651-2227.2011.02145.x 

2.        Congenital torticollis – Physiopedia. Available at: https://www.physio-pedia.com/Congenital_torticollis

3.        Gundrathi, J., Cunha, B. & Mendez, M. D. Congenital Torticollis. Anaesthesia, Pain Intensive Care 20, 376 (2021). 

4.        Öhman, A. M. The Immediate Effect of Kinesiology Taping on Muscular Imbalance for Infants With Congenital Muscular Torticollis. PM R (2012). doi:10.1016/j.pmrj.2012.04.006 

5.        Hobaek Siegenthaler, M. Chiropractic management of infantile torticollis with associated abnormal fixation of one eye: A case report. J. Chiropr. Med. (2015). doi:10.1016/j.jcm.2014.12.003 

6.        Paravicini, I. Manipulation Under Anesthesia in Infants With Arthrogenic Newborn Torticollis: A Retrospective Case Series. J. Chiropr. Med. (2018). doi:10.1016/j.jcm.2018.04.004 

7.        Lacerte, F. D. D. Positive outcome from a chiropractic multidisciplinary approach for congenital torticollis in an infant three-weeks of age: A case report. J. Clin. Chiropr. Pediatr. (2020). 

8.        Ellwood, J., Draper-Rodi, J., Carnes, D. & Carnes, D. The effectiveness and safety of conservative interventions for positional plagiocephaly and congenital muscular torticollis: A synthesis of systematic reviews and guidance. Chiropractic and Manual Therapies (2020). doi:10.1186/s12998-020-00321-w 

Discos Abultados Vs. Discos Herniados

A la luz de una sociedad cada vez más sedentaria, el dolor de espalda es cada vez más común entre la población en general (1), como resultado de una serie de dolencias, de las cuales los discos abultados o herniados son bastante frecuentes.

Un disco abultado se forma cuando el cojín blando de tejido entre las vértebras empuja hacia afuera, lo que genera una presión constante. Por el contrario, una hernia de disco se forma cuando se desgarra la cubierta externa del disco, lo que hace que el núcleo pulposo más interno se filtre hacia el canal espinal. Tanto los discos abultados como los herniados provocan dolor y sensibilidad significativos, aunque los discos abultados tienden a generar una sensación irradiada de dolor sordo. En casos más severos, los discos abultados o herniados pueden afectar los nervios que atraviesan cuando salen del agujero neural, causando dolor nervioso o incluso comprimir directamente la médula espinal contenida dentro del canal espinal. Ambos afectan con mayor frecuencia las regiones espinales cervical y torácica (2).

Clínicamente considerado degenerativo, un disco abultado se presenta como un inicio progresivo y gradual de síntomas. Los síntomas pueden incluir dolor en las nalgas, las piernas o la espalda, lo que impide que el paciente camine con fluidez. Los discos abultados tienden a afectar a varios discos y pueden generar otros problemas relacionados con la degeneración del disco, como estenosis lumbar o un estrechamiento del canal espinal (3). El tratamiento a corto plazo incluye la administración de medicamentos antiinflamatorios, especialmente durante los brotes agudos. También se pueden administrar esteroides en el caso de un dolor nervioso significativo. A partir de entonces, el tratamiento a largo plazo implica un programa de ejercicio autodirigido que se inicia con un fisioterapeuta antes de continuar en casa. En el caso de la estenosis de la madera,

Las hernias de disco generalmente ocurren de manera abrupta, como resultado de una lesión aguda, y afectan solo una raíz nerviosa individual (3). Si los síntomas han durado menos de 6 semanas y los pacientes no han experimentado ningún daño en los nervios, los medicamentos antiinflamatorios, la fisioterapia o el tratamiento quiropráctico y las inyecciones de esteroides pueden ayudar a abordar los síntomas durante un período de 6 a 12 semanas. La mayoría de los quiroprácticos modernos utilizan una variedad de enfoques de tratamiento efectivos, que incluyen terapias suaves de tejidos blandos, movilización gradual y tracción intermitente. Si estas formas de tratamiento menos invasivas no son suficientemente efectivas, una cirugía ambulatoria en forma de microdisectomía puede aliviar rápidamente el dolor aliviando la presión sobre la raíz nerviosa afectada. Ciertos casos extremos de hernia de disco requieren un tratamiento personalizado. Por ejemplo, La hernia de disco lumbar en el espacio dural, un fenómeno poco común asociado con lesiones lumbares degenerativas entre los ancianos, requiere cirugía inmediata, lo que arroja resultados generalmente positivos (4). No debe pasar desapercibido que, curiosamente, un estudio reciente mostró que los términos comunes utilizados en los informes de imágenes de la columna lumbar son poco entendidos por la población en general y pueden contribuir a la carga del dolor lumbar (5).

En general, los tratamientos no quirúrgicos como la atención quiropráctica son efectivos y son el tratamiento de primera línea preferido para un disco abultado o herniado. Junto con la educación lúcida y completa del paciente, los tratamientos personalizados de diversos grados de invasividad ayudan a los pacientes a reanudar rápidamente sus actividades normales de una manera segura y sostenible.

Referencias

1. Hanna, F. et al. The relationship between sedentary behavior, back pain, and psychosocial correlates among university employees. Front. Public Heal. (2019). doi:10.3389/fpubh.2019.00080

2. Bulging Discs vs. Herniated Discs: Understanding the Difference – Chiropractic BioPhysics. Available at: https://idealspine.com/bulging-discs-vs-herniated-discs-understanding-the-difference/.

3. Bulging Disc Vs. Herniated Disc: What’s The Difference? – Penn Medicine. Available at: https://www.pennmedicine.org/updates/blogs/musculoskeletal-and-rheumatology/2018/november/bulging-disc-vs-herniated-disc.

4. Ge, C. Y. et al. Intradural lumbar disc herniation: A case report and literature review. Clin. Interv. Aging (2019). doi:10.2147/CIA.S228717

5. Farmer, C. et al. 53 Consumer understanding of terms used in imaging reports requested for low back pain. in (2019). doi:10.1136/bmjebm-2019-pod.66

El Rol de la Cinta de Kinesiología en el Cuidado Quiropráctico

La cinta de kinesiología es un enfoque terapéutico popular en la superposición entre la fisioterapia, la medicina deportiva y la atención quiropráctica. Se colocan piezas flexibles de cinta de kinesiología estratégicamente alrededor del área afectada para guiar el movimiento muscular, mejorar la circulación y aliviar el dolor. La cinta es resistente al agua y duradera; por lo tanto, se puede usar tanto durante el ejercicio físico intenso como durante el descanso. A menudo, un médico no necesita reemplazar la cinta durante varios días.

            Dada la flexibilidad de sus aplicaciones, así como sus beneficios multidimensionales, la cinta de kinesiología se ha mostrado particularmente prometedor para el ajuste de la postura y la alineación durante el movimiento, particularmente cuando se trata de la pronación del pie. De hecho, varios estudios han sugerido que, la cinta de kinesiología puede ser un tratamiento prometedor para la pronación excesiva. 1,2,3 Para verificar estos hallazgos, un estudio realizado en 2020 por los fisioterapeutas Senem Guner y Serap Alsancak tuvo como objetivo caracterizar los beneficios, la cinta de kinesiología como una intervención terapéutica para la pronación del pie. 4 se incluyó en el estudio a un total de veinte participantes (divididos en partes iguales por género) con un diagnóstico actual de pronación del pie.

            Con el fin de optimizar la eficacia de la cinta de kinesiología, los autores proyectaron una línea láser en cada participante mientras estaban de pie, descalzos, con un pie sobre una plataforma de fuerza, iluminando así la línea de carga articular. Luego, un practicante aplicó la cinta de kinesiología de manera correctiva. La evaluación de la línea de transporte de carga conjunta se realizó antes de la aplicación de la cinta de kinesiología, inmediatamente después y luego a las 24-48 horas después de la aplicación. Se colocó una regla al nivel de la línea articular tangencialmente a la rótula y la articulación del tobillo para cuantificar la desviación de la línea de carga articular.

            Curiosamente, Guner y Alsancak encontraron que la cinta de kinesiología no corrigió ni el soporte de peso ni la línea de soporte de carga conjunta de manera significativa. Si bien se observó una mejora en el movimiento lateral de la articulación de la rodilla en el momento de la aplicación de la cinta de kinesiología, este cambio no persistió en la marca de 24 a 48 horas. Este hallazgo sugiere que la cinta de kinesiología puede experimentar una disminución de la eficacia con el uso continuo, quizás debido al estiramiento y / o la adherencia aflojada, y que la cinta debe volver a aplicarse con más frecuencia para maximizar la efectividad.

            Si bien estos hallazgos son algo contradictorios con los de estudios anteriores, es importante señalar algunos factores pertinentes que pueden haber contribuido. En primer lugar, el tamaño de la muestra de los autores fue pequeño y no particularmente diverso en edad (edad promedio 19,7 ± 1,2 años); Por lo tanto, existe una amplia oportunidad para que los estudios futuros reproduzcan y amplíen estos hallazgos. Además, Guner y Alsancak no evaluaron otros valores pertinentes que se evaluaron en otros estudios similares, como los cambios en la presión plantar máxima. Un estudio más multidimensional puede haber revelado un efecto más matizado.

            Los autores señalan que la cinta de kinesiología aún puede ser útil para amplificar la información sensorial y reducir la incomodidad percibida. Además, el uso a corto plazo de la cinta de kinesiología también puede resultar más eficaz cuando se combina con calzado ortopédico. Sin embargo, los hallazgos de los autores indican la necesidad de una investigación continua.

Referencias

1. Franettovich, M. M., Murley, G. S., David, B. S., & Bird, A. R. (2012). A comparison of augmented low-Dye taping and ankle bracing on lower limb muscle activity during walking in adults with flat-arched foot posture. Journal of science and medicine in sport, 15(1), 8–13. https://doi.org/10.1016/j.jsams.2011.05.009

2. Franettovich, M., Chapman, A., & Vicenzino, B. (2008). Tape that increases medial longitudinal arch height also reduces leg muscle activity: a preliminary study. Medicine and science in sports and exercise, 40(4), 593–600. https://doi.org/10.1249/MSS.0b013e318162134f

3. Lange, B., Chipchase, L., & Evans, A. (2004). The effect of low-Dye taping on plantar pressures, during gait, in subjects with navicular drop exceeding 10 mm. The Journal of orthopaedic and sports physical therapy, 34(4), 201–209. https://doi.org/10.2519/jospt.2004.34.4.201

4. Guner, S., & Alsancak, S. (2020). Kinesiotaping Techniques to Alter Static Load in Patients With Foot Pronation. Journal of chiropractic medicine, 19(3), 175–180.

Lesiones por Caídas y Prevención en Adultos Mayores

En los Estados Unidos, las caídas y las lesiones relacionadas con caídas ocurren con frecuencia [1]. Entre la población de 65 años o más, aproximadamente el 25% de las personas experimenta una caída anualmente [1]. Si bien estas caídas no siempre provocan lesiones graves o la muerte, siguen siendo increíblemente costosas y riesgosas en general [1]. Cada año, las caídas y lesiones relacionadas representan al menos $ 50 mil millones en costos médicos, 2.8 millones de visitas a los departamentos de emergencia y 27,000 muertes [1]. Las caídas también contribuyen de manera importante a la tasa de reingreso hospitalario [2]. Teniendo en cuenta que menos del 25% de las lesiones relacionadas con caídas se informan con precisión, es probable que estas cifras estén subestimadas [3]. En consecuencia, es fundamental conocer los factores de riesgo asociados a las lesiones por caída, así como las técnicas de prevención ideales necesarias para reducir la ubicuidad de esta ocurrencia.

Los factores de riesgo de lesiones por caídas son múltiples. Incluyen factores ambientales, como suelos irregulares, pasamanos faltantes y mala iluminación [4]. Las afecciones crónicas que afectan la movilidad y / o la cognición, como la enfermedad de Parkinson, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y la artritis, pueden aumentar la probabilidad de que un adulto mayor experimente una caída y lesiones posteriores [5]. Además, las enfermedades agudas como la neumonía y las infecciones del tracto urinario aumentan la probabilidad de que una persona se caiga [5]. Fisiológicamente, las deficiencias visuales y auditivas, la sarcopenia, el bajo índice de masa corporal y la hipertensión postural también pueden aumentar el riesgo de caídas entre los adultos mayores [5].

En los últimos años, nuevas investigaciones han revelado factores de riesgo menos intuitivos. Por ejemplo, Lohman, Fairchild y Merchant identificaron una posible asociación entre el uso de medicamentos antidepresivos y caídas y lesiones por caídas [1]. En su estudio de 3565 adultos mayores residentes en la comunidad (de 65 años o más), la medicación antidepresiva representó aproximadamente el 19% y el 18% de la asociación entre el trastorno depresivo mayor y las caídas y lesiones por caídas, respectivamente [1]. Otros medicamentos psicoactivos también se han asociado con un mayor riesgo de caídas [5].

La prevención de caídas es un elemento fundamental en el cuidado de los adultos mayores, en particular de aquellos con varios factores de riesgo. Sin embargo, puede ser difícil navegar con éxito, ya que los pacientes, los pagadores, los proveedores y el sistema de atención médica en general a menudo afectan la calidad de la atención disponible para los adultos mayores. Además, las estrategias que parecen ser beneficiosas pueden no reducir las tasas de caída. Un ejemplo de ello son las intervenciones multifactoriales, como la que estudió Bhasin en 2020 [6]. A pesar de proporcionar a los pacientes planes individualizados y evaluaciones de riesgos, todos administrados por enfermeras especializadas, la tasa de lesiones por caídas no disminuyó en comparación con la atención estándar [6].

Esto no quiere decir que todos los enfoques múltiples fracasen: Kruschke y Butcher recomendaron un protocolo de diez pasos basado en evidencia que incluye detección de caída, marcha y equilibrio [4]. Desafortunadamente, esos experimentadores no proporcionaron datos sobre el éxito de su protocolo [4]. Sin embargo, otros estudios indican que algunos programas de intervención multifactorial pueden reducir la tasa de caída de los adultos mayores [5]. Además de incorporar varios exámenes de detección y pautas específicas de factores de riesgo, los médicos también deben aconsejar a sus pacientes que realicen actividades físicas con regularidad, como el Tai Chi [5]. Como se ve con los antidepresivos, los médicos deben recetar medicamentos psicoactivos teniendo en cuenta los posibles efectos sobre el riesgo de caídas.

Debido a la multitud de factores que pueden influir en la probabilidad de que los pacientes se caigan, la prevención de caídas es difícil de manejar. Independientemente, el análisis de los factores de riesgo, el ajuste de los medicamentos, la detección adecuada y la promoción del ejercicio regular pueden ayudar a reducir el riesgo y la tasa de caídas.

Referencias

[1] M. C. Lohman, A. J. Fairchild, and A. T. Merchant, “Antidepressant Use Partially Mediates the Association Between Depression and Risk of Falls and Fall Injuries Among Older Adults,” The Journals of Gerontology: Series A, vol. 76, no. 9, p. e171-e178, October 2020. [Online]. Available: https://doi.org/10.1093/gerona/glaa253. 

[2] G. J. Hoffman et al., “Posthospital Fall Injuries and 30-Day Readmissions in Adults 65 Years and Older,” JAMA Network Open, vol. 2, no. 5, p. 1-12, May 2019. [Online]. Available: https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2019.4276.

[3] G. J. Hoffman et al., “Underreporting of Fall Injuries of Older Adults: Implications for Wellness Visit Fall Risk Screening,” Journal of the American Geriatrics Society, vol. 66, no. 6, p. 1195-1200, April 2018. [Online]. Available: https://doi.org/10.1111/jgs.15360.

[4] C. Kruschke and H. K. Butcher, “Evidence-Based Practice Guideline: Fall Prevention for Older Adults,” Journal of Gerontological Nursing, vol. 43, no. 11, p. 15-21, October 2017. [Online]. Available: https://doi.org/10.3928/00989134-20171016-01.

[5] R. E. Taylor-Piliae and R. Peterson, “Clinical and Community Strategies to Prevent Falls and Fall-Related Injuries Among Community-Dwelling Older Adults,” Nursing Clinics, vol. 52, no. 3, p. 489-497, September 2017. [Online]. Available: https://doi.org/10.1016/j.cnur.2017.04.004.

[6] S. Bhasin, “A Randomized Trial of a Multifactorial Strategy to Prevent Serious Fall Injuries,” The New England Journal of Medicine, vol. 383, p. 129-140, July 2020. [Online]. Available: https://doi.org/10.1093/gerona/glaa253. 

Hierro: Fuentes Dietéticas y Función Fisiológica

El hierro es un elemento metálico que participa en reacciones químicas importantes para los procesos biológicos. Lafunción fisiológica del hierro es como componente del hemo y en otros grupos funcionales de proteínas (Dev y Babitt, 2017). Generalmente se encuentra en dos formas iónicas diferentes: Fe2 +, la forma reducida y Fe3 +, la forma oxidada (Dev y Babitt, 2017). En exceso, el hierro en forma de Fe2 + puede conducir a la producción de radicales libres tóxicos que pueden dañar las estructuras celulares; por lo tanto, está altamente regulado en el cuerpo (Vogt et al, 2021). 

El hierro se introduce en el cuerpo a través de la dieta. El requerimiento promedio estimado para la ingesta de hierro es de 5 a 11,4 mg/día (Lim et al, 2013). La carne, los mariscos, las legumbres y los cereales fortificados son fuentes importantes de hierro en la dieta (Lim et al, 2013). Aunque los alimentos de origen vegetal contienen un poco más de hierro en promedio que los alimentos de origen animal, el hierro del hemo en los tejidos animales es más biodisponible, más capaz de ser absorbido y requiere menos energía para ser útil en su función fisiológica (Lim et al, 2013). Los fitatos (una forma de almacenamiento de fosfato en semillas y granos) y polifenoles (antioxidantes que se encuentran en el té y el café) reducen la biodisponibilidad del hierro. La vitamina C, por otro lado, aumenta la biodisponibilidad (Lim et al, 2013). 

En el tracto digestivo, el hierro es absorbido por las células del duodeno. Debe estar en la forma Fe2 + para que esto suceda, por lo que el hierro que está en la forma Fe3 + es convertido por el citocromo DCYTB (Vogt et al, 2021). Los iones Fe2 + entran en las células duodenales a través de la proteína de transporte DMT1. Luego, el hierro puede ser enviado al torrente sanguíneo por la proteína de transporte ferroportina en el otro lado de la célula. Es inmediatamente convertido nuevamente en Fe3 + por las proteínas ceruloplasmina y hefestina y se une a la transferrina, una proteína transportadora en el torrente sanguíneo (Vogt et al, 2021). 

La función fisiológica más común del hierro en el cuerpo es la hemoglobina en los glóbulos rojos, también conocidos como eritrocitos (Vogt et al, 2021). Las células precursoras de eritroides tienen receptor de transferrina 1. Cuando la transferrina se une al receptor, la célula internaliza el complejo. El Fe3 + que estaba unido a la transferrina se libera y se convierte de nuevo en Fe2 + por la proteína STEAP3. El hierro finalmente está disponible para ser incorporado al hemo (Vogt et al, 2021). Un proceso similar ocurre en las células musculares para la producción de mioglobina, lo que permite que los músculos mantengan sus propias pequeñas reservas de oxígeno. Las células también pueden almacenar el hierro que ingieren con la proteína ferritina intracelular. Las células pueden regular su almacenamiento de hierro a través de la cantidad de proteínas de ferritina y receptores de transferrina que producen (Vogt et al, 2021). 

A nivel sistémico, los niveles de hierro están regulados por el hígado. El hígado produce la hormona hepcidina, que provoca la destrucción de la ferroportina. Hacer esto evita que el exceso de hierro ingrese a la circulación (Dev y Babitt, 2017). Además, los macrófagos del sistema inmunológico contribuyen a la regulación del hierro al reciclar las reservas de hierro. Una vez que los macrófagos han limpiado un glóbulo rojo viejo o dañado, pueden eliminar el hierro de la hemoglobina y usar ferroportina para transportarlo de regreso al torrente sanguíneo (Dev y Babitt, 2017). 

Los problemas con la homeostasis del hierro pueden provocar complicaciones de salud. Un ejemplo es la anemia, que es un problema con la capacidad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno. La anemia por deficiencia de hierro puede ocurrir cuando no hay suficiente hierro en la dieta disponible; pérdida excesiva de hierro, como sangrado o enfermedad renal crónica; problemas genéticos con cualquiera de las proteínas mencionadas anteriormente; o enfermedades inmunitarias crónicas que provocan una sobreproducción de hepcidina (Dev y Babitt, 2017). Por otro lado, la sobrecarga de hierro puede hacer que órganos como el corazón, el hígado y los tejidos endocrinos absorban formas de hierro altamente reactivas y provoquen daños y disfunciones duraderos (Dev y Babitt, 2017). 

Referencias 

Dev S, Babitt JL. Overview of iron metabolism in health and disease. Hemodial Int. 2017;21 Suppl 1(Suppl 1):S6-S20. doi:10.1111/hdi.12542 

Lim KH, Riddell LJ, Nowson CA, Booth AO, Szymlek-Gay EA. Iron and zinc nutrition in the economically-developed world: a review. Nutrients. 2013;5(8):3184-3211. Published 2013 Aug 13. doi:10.3390/nu5083184 

Vogt AS, Arsiwala T, Mohsen M, Vogel M, Manolova V, Bachmann MF. On Iron Metabolism and Its Regulation. Int J Mol Sci. 2021;22(9):4591. Published 2021 Apr 27. doi:10.3390/ijms22094591 

Ácidos Grasos Omega-3 para la Salud de las Articulaciones

Los ácidos grasos omega-3 son ácidos grasos insaturados que se encuentran en alimentos como el pescado y la linaza y en suplementos dietéticos como el aceite de pescado. [i] Son un nutriente esencial, lo que significa que el cuerpo no puede sintetizarlos de forma natural, sino que debe obtenerlos de los alimentos. [ii] Los ácidos grasos omega-3 desempeñan un papel importante en muchas funciones fisiológicas, incluida la salud de las articulaciones.

Los tres principales ácidos grasos omega-3 son el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA); mientras que EPA y DHA pueden sintetizarse a partir de ALA, la eficiencia de conversión es baja y, por lo tanto, los tres se consideran «esenciales». [iii] Las grasas omega-3 están involucradas en varios procesos celulares importantes, incluida la producción de hormonas que regulan la coagulación de la sangre e inflamación y formación de membranas celulares. [ii]

Los ácidos grasos omega-3 han sido destacados durante mucho tiempo por la Asociación Estadounidense del Corazón por su capacidad para reducir la incidencia de eventos cardiovasculares como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. [iv] También son esenciales para la función del sistema nervioso y la retina. [v] Muchos de estos beneficios para la salud salieron a la luz por primera vez en la década de 1980, cuando los estudios mostraron que los inuit de Groenlandia, cuyas dietas son ricas en mariscos, tienen una incidencia dramáticamente más baja de trastornos cardíacos y otros trastornos de la salud que los europeos occidentales. [vi]

Además, se ha demostrado que los ácidos grasos omega-3 son una adición eficaz para mejorar la salud de las articulaciones en los regímenes de tratamiento para los trastornos musculoesqueléticos, en particular la artritis reumatoide (AR). Esto se debe principalmente a la acción antiinflamatoria de los ácidos grasos omega-3. La AR ocurre cuando el sistema inmunológico ataca las células sanas de las articulaciones, causando dolor e inflamación. [vii] Muchos estudios han utilizado aceite de pescado para demostrar los efectos antiinflamatorios de los ácidos grasos omega-3. Por ejemplo, Espersen et al. demostró que el nivel en plasma sanguíneo de interleucina-1 beta, una citocina inflamatoria, disminuye después del consumo de aceite de pescado. [viii] Otros mecanismos de acción para las propiedades antiinflamatorias de los ácidos grasos omega-3 pueden incluir la inhibición de la proliferación de células T y la reducción de la presentación de antígenos. [ix]

Un estudio de 2013 publicado en el British Journal of Clinical Pharmacology defiende de manera convincente los efectos antiinflamatorios de los ácidos grasos omega-3. El artículo [x] aborda el efecto que tienen los ácidos grasos omega-3 en la quimiotaxis, o movimiento, de los glóbulos blancos, que contribuyen al desarrollo de artritis cuando atacan el revestimiento de la cápsula articular. [xi] Glóbulos blancos son atraídos a sitios inflamatorios por «quimios atrayentes» como el químico LTB4.10 El autor cita varios estudios que apoyan la noción de que los suplementos de aceite de pescado y, en última instancia, los ácidos grasos omega-3 que contienen, pueden restringir la quimiotaxis de células sanguíneas hacia las quimios atrayentes. El mecanismo de acción aún no se ha deducido, pero el artículo plantea la hipótesis de que puede implicar el antagonismo de los receptores de las quimios atrayentes. La revisión también analiza la cantidad de ácidos grasos omega-3 necesarios para provocar sus efectos antiinflamatorios. Señala que el consumo típico de ácidos grasos omega-3 «marinos» (los que provienen del pescado o los mariscos) es de decenas o cientos de miligramos por día. [xii] Sin embargo, como señala Calder, varios estudios muestran que mucho más Se necesitan cantidades de ácidos grasos omega-3 para reducir la inflamación en personas con afecciones crónicas: un estudio de artritis reumatoide mostró que se necesitan 3.5 g de EPA para reducir significativamente la inflamación. [xiii] Por lo tanto, la revisión sugiere que las personas con afecciones inflamatorias, incluyendo enfermedades de las articulaciones, toman omega -3 suplementos que superan con creces lo que se recibiría de una dieta natural.

Referencias

[i] “Office of Dietary Supplements – Omega-3 Fatty Acids.” NIH Office of Dietary Supplements, U.S. Department of Health and Human Services, 4 Aug. 2021, ods.od.nih.gov/factsheets/Omega3FattyAcids-Consumer/.

[ii] “Omega-3 Fatty Acids: An Essential Contribution.” The Nutrition Source, Harvard T.H. Chan School of Public Health, 22 May 2019, www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/what-should-you-eat/fats-and-cholesterol/types-of-fat/omega-3-fats/.

[iii] “Essential Fatty Acids.” Linus Pauling Institute, Oregon State University, 1 Jan. 2021, lpi.oregonstate.edu/mic/other-nutrients/essential-fatty-acids.

[iv] “Fish and Omega-3 Fatty Acids.” www.heart.org, American Heart Association, www.heart.org/en/healthy-living/healthy-eating/eat-smart/fats/fish-and-omega-3-fatty-acids.

[v] Querques, G., et al. “Retina and Omega-3.” Journal of Nutrition and Metabolism, vol. 2011, 2011, pp. 1–12., doi:10.1155/2011/748361.

[vi] Kromann, N., and A. Green. “Epidemiological Studies in The Upernavik District, Greenland.” Acta Medica Scandinavica, vol. 208, no. 1-6, 2009, pp. 401–406., doi:10.1111/j.0954-6820.1980.tb01221.x.

[vii] “Rheumatoid Arthritis (Ra).” Centers for Disease Control and Prevention, Centers for Disease Control and Prevention, 27 July 2020, www.cdc.gov/arthritis/basics/rheumatoid-arthritis.html.

[viii] Espersen, G. T., et al. “Decreased Interleukin-1 Beta Levels in Plasma from Rheumatoid Arthritis Patients after Dietary Supplementation with n-3 Polyunsaturated Fatty Acids.” Clinical Rheumatology, vol. 11, no. 3, 1992, pp. 393–395., doi:10.1007/bf02207200.

[ix] Kostoglou-Athanassiou, I., et al. “The Effect of Omega-3 Fatty Acids On Rheumatoid Arthritis.” Mediterranean Journal of Rheumatology, vol. 31, no. 2, 2020, p. 190., doi:10.31138/mjr.31.2.190.

[x] Calder, P. C. “Omega-3 Polyunsaturated Fatty Acids and Inflammatory Processes: Nutrition or Pharmacology?” British Journal of Clinical Pharmacology, vol. 75, no. 3, 2013, pp. 645–662., doi:10.1111/j.1365-2125.2012.04374.x.

[xi] “Arthritis.” Mayo Clinic, Mayo Foundation for Medical Education and Research, 19 July 2019, www.mayoclinic.org/diseases-conditions/arthritis/symptoms-causes/syc-20350772.

[xii] Meyer, B. J., et al. “Dietary Intakes and Food Sources of Omega-6 and Omega-3 Polyunsaturated Fatty Acids.” Lipids, vol. 38, no. 4, 2003, pp. 391–398., doi:10.1007/s11745-003-1074-0.

[xiii] Calder, P. C. “Session 3: JOINT Nutrition Society and IRISH Nutrition and Dietetic Institute Symposium ON ‘Nutrition and Autoimmune Disease’ Pufa, Inflammatory Processes and Rheumatoid Arthritis.” Proceedings of the Nutrition Society, vol. 67, no. 4, 2008, pp. 409–418., doi:10.1017/s0029665108008690.

Ajuste Quiropráctico: Ajuste Manual y Mesa Caída

Dada la probabilidad de que el 84% de la población experimente dolor de espalda a lo largo de su vida, existe una gran demanda de tratamientos para abordar esta afección [1]. Debido a su capacidad para aliviar el dolor de espalda, junto con el dolor de cuello y los dolores de cabeza, el ajuste quiropráctico es una de esas opciones [2]. Generalmente, los procedimientos de ajuste en la espalda consisten en un médico quiropráctico aplicando una fuerza controlada a las articulaciones espinales del paciente, ya sea con sus manos o con un instrumento [2]. Si tiene éxito, el paciente experimentará una disminución o eliminación de la rigidez y el dolor [2]. Hay muchos métodos para realizar un ajuste quiropráctico, incluido el ajuste manual y la mesa caída [2]. 

El ajuste manual implica que los quiroprácticos utilicen sus manos para aplicar empujes rápidos de baja amplitud en las articulaciones espinales del paciente [3]. Es una de las formas más comunes de ajuste quiropráctico, debido tanto a la familiaridad de la población en general con la técnica como a la tendencia de los médicos a sentirse cómodos administrando el método [3]. El ajuste manual suele ser eficaz para tratar el dolor, el dolor o la rigidez de las articulaciones [3]. Más específicamente, puede ser una técnica ideal para usar cuando otros métodos, como la tecnología láser o infrarroja, no han logrado aliviar las condiciones del paciente [3]. 

No existe un único candidato ideal para el ajuste quiropráctico manual: cualquier persona que sufra de dolor de espalda, cuello u otro dolor, rigidez o molestias en las articulaciones puede beneficiarse de esta forma de tratamiento [3]. Puede aliviar las subluxaciones causadas por toxinas, traumas o dificultades mentales [3]. En general, el ajuste manual es una técnica quiropráctica muy versátil. 

Una forma alternativa de ajuste quiropráctico es el método de la mesa caída. Para los ajustes de la mesa de caída, el quiropráctico utiliza la fuerza de la gravedad, administrada mediante una caída controlada en un segmento de la mesa de tratamiento, para colocar la columna vertebral del paciente en su lugar [4]. Requiere mucha menos fuerza aplicada que otras técnicas de ajuste quiropráctico [1]. La mesa caída ha demostrado su eficacia en el tratamiento de muchas enfermedades de las articulaciones, quizás la más notable de la ciática, sin someter ni al paciente ni al quiropráctico a sesiones de tratamiento particularmente enérgicas [1, 4]. 

La mesa caída puede ser especialmente beneficiosa para pacientes que están embarazadas, pesan más o experimentan dificultades para moverse [1, 4]. Debido a que los pacientes se acuestan en la camilla durante el tratamiento, no necesitan hacer mucho esfuerzo [1]. Para atender mejor las condiciones de los pacientes, los quiroprácticos deben elegir cuidadosamente una mesa construida por un fabricante de renombre con botones de tensión de fácil acceso, para no golpear las rodillas del paciente [4]. Al elegir la mesa adecuada, los quiroprácticos pueden convertir la técnica de la mesa caída en una opción de tratamiento adecuada para el mayor número de pacientes [4]. 

Al elegir entre las dos técnicas, hay que tener en cuenta varias consideraciones. Por un lado, el ajuste manual no requiere gastos en instrumentos, mientras que la mesa desplegable puede ser una tecnología costosa [5]. Por el contrario, la mesa de caída requiere un gasto mínimo de energía por parte de los médicos, mientras que el ajuste manual puede hacer que los quiroprácticos experimenten dolor con el tiempo [5]. En términos de eficacia, las técnicas asistidas por instrumentos, como la mesa desplegable, parecen ser al menos tan efectivas como los ajustes manuales [5]. Sin embargo, la mesa de caída puede ser la mejor para pacientes sensibles porque evita colocarlos en las incómodas posiciones de torsión asociadas con el ajuste manual [6]. 

En última instancia, los quiroprácticos deben considerar los efectos de cada procedimiento en el médico, la capacidad de satisfacer las necesidades del paciente y el impacto económico para elegir entre el ajuste quiropráctico manual o de mesa caída. 

References 

[1] C. DeBusk, “Drop table treatments found to provide relief for patients with sciatica,” Chiropractic Economics, Updated January 15, 2015. [Online]. Available: https://www.chiroeco.com/drop-table-treatments-found-to-provide-relief-for-patients-with-sciatica/. 

[2] Mayo Clinic, “Chiropractic adjustment,” Mayo Clinic, Updated November 26, 2020. [Online]. Available: https://www.mayoclinic.org/tests-procedures/chiropractic-adjustment/about/pac-20393513. 

[3] Premier Chiropractic & Wellness, “Manual Adjustments from Chiropractors: What Are They?,” Premier Chiropractic & Wellness, Updated August 1, 2020. [Online]. Available: https://chiropractormhk.com/manual-adjustments/manual-adjustments-from-chiropractors-what-are-they/. 

[4] C. DeBusk, “Are chiropractic drop tables safe?,” Chiropractic Economics, Updated July 13, 2018. [Online]. Available: https://www.chiroeco.com/chiropractic-drop-table-safety/. 

[5] T. Beyshok, “Chiropractic Adjustments: Pros and cons of manual vs. Instrument-assisted,” Chiropractic Economics, Updated June 2, 2016. [Online]. Available: https://www.chiroeco.com/chiropractic-adjustments/. 

[6] R. Grassi, “Chiropractic Subluxations and Adjustments,” Spine Universe, Updated November 11, 2019. [Online]. Available: https://www.spineuniverse.com/treatments/chiropractic/chiropractic-subluxations-adjustments

Ejercicios de Tracción en el Hogar

En respuesta a un panorama profesional que cambia rápidamente, las personas pasan cada vez más tiempo sentadas, usando sus teléfonos y no haciendo ejercicio con regularidad. Esto tiene como resultado problemas posturales y desafíos ortopédicos que se manifiestan de diversas formas, incluido el dolor en la zona lumbar y el cuello; actualmente se estima que hasta una cuarta parte de los pacientes dados de alta de las clínicas de fisioterapia sufren de dolor lumbar 1. Condiciones médicas específicas, como la ciática, las hernias de disco o los espasmos musculares, junto con el estrés, exacerban estas dificultades y afectan el rango de movimiento y el funcionamiento diario de los pacientes. Los ejercicios de tracción pueden ser muy efectivos para aliviar el dolor asociado y mejorar la movilidad del paciente al crear espacio entre las vértebras, enderezar las curvas espinales generadas por la gravedad, disminuir la tensión muscular y mejorar el flujo sanguíneo 2,3. Si bien los quiroprácticos y fisioterapeutas los implementan de manera efectiva, estos también pueden ser aprendidos, practicados y realizados por los propios pacientes en casa.

Los ejercicios de tracción en el hogar adoptan una variedad de formas adaptadas a la presentación clínica del paciente, las comorbilidades, la edad y los resultados deseados. Por ejemplo, un estudio reciente encontró que los ejercicios de tracción en el hogar para el cuello aliviaron el dolor de un paciente de 30 años que sufría de radiculopatía cervical 4. Después de tres semanas de terapia, el paciente experimentó una mejoría del dolor de cuello y de los síntomas radiculares, así como entumecimiento reducido en su mano; además, recuperó un rango de movimiento cervical casi normal. La tracción cervical como tal es una intervención recomendada con frecuencia para el dolor de cuello que se puede realizar en casa de forma regular como medida preventiva a largo plazo.

Los ejercicios adicionales recomendados para estirar el cuello y la espalda incluyen prensas de piernas acostadas, posturas de yoga de oración y varios estiramientos de espalda con sillas o escritorios como soporte, todos los cuales requieren un equipo mínimo y son fáciles de implementar 5. En general, las posiciones son para sostener durante 10-15 segundos y repetir tantas veces como sea necesario para aliviar el dolor. Se recomienda que los ejercicios en sí se repitan 2-3 veces al día o durante todo el día, según sea necesario.

Dicho esto, algunos estudios no encontraron diferencias en los resultados entre los ejercicios de tracción en el hogar y la descompresión mediada por máquinas 6, ya que los resultados informados difieren entre la población de pacientes y el entorno. Además, sigue habiendo una serie de condiciones clínicas para las que la tracción está contraindicada. Por ejemplo, los pacientes con osteoporosis, enfermedad degenerativa de las articulaciones, fracturas de la columna vertebral, hipermovilidad de las articulaciones o pinzamiento de la raíz espinal, así como los pacientes que se han sometido a una cirugía de fusión espinal, la colocación de un disco artificial o que están embarazadas deben obtener la aprobación de un médico antes de realizar Ejercicios de tracción en casa. Además, los estiramientos deben suspenderse si los pacientes, independientemente de sus antecedentes, experimentan dolor, aturdimiento o entumecimiento u hormigueo.

Si bien los ejercicios de tracción en el hogar están diseñados para el alivio inmediato de una dolencia en particular, estos deben realizarse junto con la adopción de hábitos saludables, incluido el mantenimiento de una postura recta, una nutrición adecuada y mucho ejercicio. Los ejercicios de tracción son no invasivos, fáciles de aprender, gratuitos y reproducibles, y ofrecen una excelente solución sostenible para tratar el dolor o el rango de movimiento limitado en una amplia gama de pacientes. Como tal, los pacientes con una variedad de formas de dolor de cuello o espalda pueden y deben continuar beneficiándose de los ejercicios de tracción en el hogar para una mejor salud en general.

Referencias

1.        Jette, A. M., Smith, K., Haley, S. M., Davis, K. D. & Beattie, P. Physical therapy episodes of care for patients with low back pain. Phys. Ther. (1994). doi:10.1093/ptj/74.2.101

2.        Saunders, H. D. THE JOURNAL OF ORTHOPAEDIC AND SPORTS PHYSICAL THERAPY Lumbar Traction*. (1979).

3.        Kang, J. Il, Jeong, D. K. & Choi, H. Effect of spinal decompression on the lumbar muscle activity and disk height in patients with herniated intervertebral disk. J. Phys. Ther. Sci. (2016). doi:10.1589/jpts.28.3125

4.        Garg, P. Home Care Neck Traction for a Patient With Neck Pain and Cervical Radiculopathy Symptoms: A Case Report. J. Chiropr. Med. (2019). doi:10.1016/j.jcm.2018.11.006

5.        Self-Traction Techniques | My Doctor Online. Available at: https://mydoctor.kaiserpermanente.org/ncal/article/self-traction-techniques-506677.

6.        Thackeray, A., Fritz, J. M., Childs, J. D. & Brennan, G. P. The Effectiveness of mechanical traction among subgroups of patients with low back pain and leg pain: A randomized trial. J. Orthop. Sports Phys. Ther. (2016). doi:10.2519/jospt.2016.6238

Atención Quiropráctica para la Inestabilidad Crónica del Tobillo

Los esguinces de tobillo son una de las lesiones más habituales que sufren los deportistas. Los esguinces pueden ocurrir cuando los ligamentos del tobillo se estiran demasiado, se desgarran y / o se inflaman. Esto puede tener lugar durante el salto o la carrera, o en cualquier caso en el que los cambios repentinos de impulso ejerzan una tensión excesiva sobre la articulación. Sin el tratamiento adecuado, los esguinces de tobillo pueden provocar debilidad crónica en la articulación, así como una mayor susceptibilidad a esguinces adicionales. Por lo tanto, los atletas que ya han tenido un esguince de tobillo tienen un mayor riesgo de sufrir otro durante la actividad física intensa. Uno de los tipos más frecuentes de esguince de tobillo se llama esguince de tobillo por inversión, que se produce cuando una combinación de inversión y flexión plantar hace girar el pie en un grado anormal en relación con el tobillo. A pesar de la prevalencia de los esguinces de tobillo por inversión, muchos no reciben tratamiento suficiente, lo que a su vez puede provocar inestabilidad articular a largo plazo y la reaparición de la lesión. Con este fin, un estudio discutió el uso de la terapia quiropráctica de alta velocidad y baja amplitud (AVBA) en el tratamiento de dos atletas jóvenes con esguinces de tobillo por inversión recurrentes e inestabilidad articular.1 

Los atletas incluidos en el estudio de caso fueron un niño de 17 años y una niña de 13 años que participaron en patineta / snowboard y fútbol recreativo, respectivamente. Ambos pacientes experimentarían inversiones de tobillo espontáneas durante sus actividades deportivas recreativas, a menudo acompañadas de dolor y esguince final en la articulación. Ninguno de ellos había intentado previamente una intervención quiropráctica para la inestabilidad del tobillo, aunque el joven de 17 años había intentado usar una tobillera estabilizadora con poco éxito. Dado que los pacientes pediátricos con esqueleto inmaduro son notoriamente difíciles de tratar por problemas crónicos de tobillo, 2 era poco probable que ambos pacientes experimentaran una resolución completa con los enfoques terapéuticos típicos. 

Para abordar sus problemas, Gillman aplicó la terapia quiropráctica AVBA en la columna vertebral, la pelvis y las extremidades, con un enfoque particular en el tobillo. Las técnicas quiroprácticas de AVBA se han utilizado tradicionalmente para tratar el dolor lumbar y medio, pero también se pueden aplicar a otras articulaciones. Aunque existe cierta variación dentro del enfoque en sí, estos ajustes generalmente implican aplicar un empuje y presión rápidos en una ubicación específica para mejorar el rango de movimiento y aumentar la estabilidad a largo plazo de la articulación comprometida. Se ha informado anteriormente que las técnicas de alta velocidad y baja amplitud tienen un éxito significativamente mayor en comparación con el placebo en pacientes con problemas de columna; 3 sin embargo, se han realizado muchas menos investigaciones sobre su eficacia en otras regiones anatómicas, particularmente en las extremidades. Por esta razón, el enfoque del autor del estudio, el Dr. Scott Gillman, podría considerarse en gran parte experimental. 

En particular, el estudio informó que ambos pacientes experimentaron una resolución abrupta de la inestabilidad del tobillo después de la aplicación de la terapia quiropráctica AVBA. Dichos resultados fueron muy inesperados teniendo en cuenta la demografía del paciente y los antecedentes de traumatismos repetidos en el tobillo. Si estos hallazgos se pudieran reproducir en un ensayo aleatorizado, los datos sugerirían que la atención quiropráctica podría considerarse como un enfoque adecuado para el tratamiento de la inestabilidad crónica del tobillo, particularmente cuando se trata de técnicas de alta velocidad y baja amplitud. Además, otras técnicas quiroprácticas experimentales también pueden encontrar aplicación en el tratamiento de lesiones deportivas comunes. 

Referencias  

1 Gillman S. F. (2004). The impact of chiropractic manipulative therapy on chronic recurrent lateral ankle sprain syndrome in two young athletes. Journal of Chiropractic Medicine, 3(4), 153–159. https://doi.org/10.1016/S0899-3467(07)60103-7  

2 Busconi, B. D., & Pappas, A. M. (1996). Chronic, painful ankle instability in skeletally immature athletes. Ununited osteochondral fractures of the distal fibula. The American Journal of Sports Medicine, 24(5), 647–651. https://doi.org/10.1177/036354659602400514  

3 von Heymann, W. J., Schloemer, P., Timm, J., & Muehlbauer, B. (2013). Spinal high-velocity low amplitude manipulation in acute nonspecific low back pain: a double-blinded randomized controlled trial in comparison with diclofenac and placebo. Spine, 38(7), 540–548. https://doi.org/10.1097/BRS.0b013e318275d09c