El Efecto de la Obesidad en el Dolor de Espalda

El dolor de espalda constituye una de las quejas médicas no emergentes más comunes: por ejemplo, se estima que alrededor del 80 por ciento de los estadounidenses experimentarán dolor de espalda crónico durante su vida.1 A pesar de la prevalencia del dolor de espalda, puede ser inmensamente difícil de tratar; por tanto, la medicina preventiva sigue siendo el enfoque más eficaz. Varios factores pueden contribuir al dolor de espalda, incluida la ocupación, la edad y la ergonomía. Quizás uno de los factores contribuyentes más pertinentes es el índice de masa corporal. Desde un estudio de 2010 de Shiri et al. mostró una correlación directa entre la obesidad y el dolor de espalda, 2 está bien establecido que el sobrepeso está altamente asociado con el dolor de espalda. A primera vista, este hallazgo puede no parecer sorprendente: después de todo, el aumento de peso ejerce una mayor presión sobre la estructura musculoesquelética, incluidos los músculos y las articulaciones de la columna. Sin embargo, queda cierto debate sobre si la asociación puede explicarse de manera tan simple.

Por ejemplo, en 2017, los investigadores de Cornell iniciaron una investigación para establecer qué afecciones específicas que causaban dolor de espalda estaban asociadas con el sobrepeso. Sus hallazgos fueron sorprendentes: la obesidad fue un predictor de solo dos de las cuatro afecciones estudiadas, que fueron el dolor lumbar y la ruptura del disco interno.3 Se encontró que la degeneración de la columna (también conocida como espondilosis) y los problemas del cuello no estaban relacionados con la obesidad. Estos resultados sugerirían que están involucrados otros factores fuera del peso corporal y la mecánica. Otros estudios, como el de 2015 realizado por Dafina Ibrahimi-Kaçuri et al., Han demostrado que la obesidad puede simplemente agravar condiciones preexistentes en lugar de causar nuevas.4 De hecho, los autores concluyeron: “La obesidad y la edad no tienen influencia directa en dolor de espalda, pero podrían prolongar la curación”. 4 En cambio, argumentan, es más probable que factores como la carga de trabajo físico sean la causa directa del dolor de espalda crónico.

Por otro lado, está claro que la obesidad puede alterar sustancialmente la mecánica corporal normal, lo que a su vez ejerce una presión indebida sobre la espalda. Por ejemplo, un estudio transversal de mujeres obesas demostró que el aumento de peso en la parte inferior del abdomen cambiaba los centros de gravedad de las personas, desplazando la pelvis hacia adelante y forzando las vértebras hacia adentro (una condición llamada hiperlordosis).5 Cambios tan drásticos en la alineación podrían, con el tiempo, causan dolor crónico. Además, los investigadores también han sugerido que el tejido adiposo en sí mismo podría desencadenar cambios metabólicos, que pueden desempeñar un papel tan importante en el dolor de espalda como la carga física de peso adicional.6 Se cree que estos factores acumulativos pueden explicar por qué los individuos que son obesos son altamente obesos. susceptible a hernias discales y ciática, así como dolor radicular lumbar.

Si bien no está claro si la obesidad es una causa o simplemente un factor agravante cuando se trata de dolor de espalda crónico, hay pocas dudas de que tener un peso corporal normal puede ayudar a evitar el dolor de espalda severo. Por lo tanto, este es un factor que debe tenerse en cuenta cuando se trata del tratamiento de este problema común. Por lo tanto, los proveedores de atención médica podrían considerar incorporar un estilo de vida saludable y planes de pérdida de peso en sus regímenes de tratamiento para el manejo del dolor de espalda crónico en pacientes obesos.

Referencias

1. Urits, I., Burshtein, A., Sharma, M., Testa, L., Gold, P. A., Orhurhu, V., Viswanath, O., Jones, M. R., Sidransky, M. A., Spektor, B., & Kaye, A. D. (2019). Low Back Pain, a Comprehensive Review: Pathophysiology, Diagnosis, and Treatment. Current Pain and Headache Reports, 23(3), 23. https://doi.org/10.1007/s11916-019-0757-1

2. Shiri, R., Karppinen, J., Leino-Arjas, P., Solovieva, S., & Viikari-Juntura, E. (2010). The association between obesity and low back pain: a meta-analysis. American Journal of Epidemiology, 171(2), 135–154. https://doi.org/10.1093/aje/kwp356

3. Sheng, B., Feng, C., Zhang, D., Spitler, H., & Shi, L. (2017). Associations between Obesity and Spinal Diseases: A Medical Expenditure Panel Study Analysis. International Journal of Environmental Research and Public Health, 14(2), 183. https://doi.org/10.3390/ijerph14020183

4. Ibrahimi-Kaçuri, D., Murtezani, A., Rrecaj, S., Martinaj, M., & Haxhiu, B. (2015). Low back pain and obesity. Medical Archives (Sarajevo, Bosnia and Herzegovina), 69(2), 114–116. https://doi.org/10.5455/medarh.2015.69.114-116

5. Vismara, L., Menegoni, F., Zaina, F., Galli, M., Negrini, S., & Capodaglio, P. (2010). Effect of obesity and low back pain on spinal mobility: a cross sectional study in women. Journal of Neuroengineering and Rehabilitation, 7, 3. https://doi.org/10.1186/1743-0003-7-3

6. Rosen, E. D., & Spiegelman, B. M. (2014). What we talk about when we talk about fat. Cell, 156(1-2), 20–44. https://doi.org/10.1016/j.cell.2013.12.012

Termoterapia en la Atención Quiropráctica

La termoterapia es una forma de tratamiento a base de calor que se ha utilizado durante mucho tiempo en la medicina deportiva y la rehabilitación de lesiones [1]. Los beneficios fisiológicos de la termoterapia incluyen disminución de la rigidez articular, aumento de la extensibilidad de los tejidos blandos, aumento del metabolismo y mejora de la circulación local [1]. Puede proporcionar analgesia a los pacientes en las regiones donde se aplica [1]. La termoterapia se puede administrar fácilmente en forma de compresas y bolsas calientes [1]. Dados estos beneficios, la termoterapia se ha aplicado en el contexto de la quiropráctica para tratar los trastornos musculoesqueléticos mecánicos. Este artículo investigará la eficacia observada de la termoterapia para evaluar si el tratamiento con calor es un recurso apropiado en la atención quiropráctica.

En los Estados Unidos, el dolor lumbar es la queja más frecuente citada por los pacientes que buscan atención quiropráctica [2]. Shakoor y col. llevó a cabo un ensayo clínico aleatorizado para investigar qué tan bien la termoterapia puede tratar a los pacientes con dolor lumbar [3]. En el estudio, el grupo de tratamiento recibió termoterapia mediante diatermia de onda corta y fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), mientras que el grupo de control recibió tratamiento con placebo y AINE [3]. Si bien el grupo de tratamiento informó una mejora significativa en su dolor lumbar, los efectos relativos de los fármacos antiinflamatorios en comparación con la termoterapia son inciertos [3]. Otro estudio (n = 87) que comparó la termoterapia con la crioterapia y un grupo de control informó resultados similares a corto plazo [4]. Sin embargo, el grupo de termoterapia también recibió naproxeno, lo que, de nuevo, deja incierta la eficacia aislada de la termoterapia [4]. Un metaanálisis más amplio combinó nueve ensayos (n = 1117) para identificar el efecto de la termoterapia sobre el dolor lumbar [5]. Muchos sujetos con dolor lumbar agudo informaron una reducción del dolor a corto plazo, pero no se encontraron beneficios a largo plazo de la terapia de calor [5].

La segunda preocupación quiropráctica más prevalente en los EE. UU. Es el dolor de cuello [2]. En comparación con el dolor lumbar, los médicos han estudiado los efectos de la termoterapia sobre el dolor de cuello en mucho menor grado [2]. El estudio de Hurwitz et al. (N = 336) se centró en la manipulación y la movilización, pero también comparó la terapia de calor con la manipulación sin calor y la movilización sin calor, con y sin estimulación muscular eléctrica [2]. A las dos semanas, los participantes que recibieron termoterapia tenían más probabilidades de informar niveles de dolor significativamente más bajos que los otros participantes [2]. Pero al final del experimento de seis meses de duración, las diferencias entre los grupos de participantes fueron clínicamente insignificantes, lo que sugiere que, al igual que con el dolor de espalda, la terapia de calor puede limitarse a producir beneficios a corto plazo en pacientes con dolor de cuello [2]. Un estudio más pequeño de 2012 (n = 50) apoya esta afirmación [6]. Después de 14 días de terapia de calor autoadministrada o sin tratamiento adicional, los pacientes del primer grupo informaron de una menor intensidad del dolor que el segundo [6]. No se encontraron diferencias entre los grupos en la calidad de vida relacionada con la salud, el umbral del dolor por presión o el índice de discapacidad del cuello [6].

A pesar de los efectos algo prometedores de la termoterapia sobre el dolor lumbar y el dolor de cuello, la artritis reumatoide (AR) es una preocupación quiropráctica para la cual la terapia de calor puede no tener tanto éxito [7]. Un metaanálisis de siete estudios, que en conjunto cubrieron los casos de 328 personas, observó cómo las compresas calientes, entre otras terapias, actuaban en el tratamiento de pacientes con AR [7]. Los investigadores midieron cómo cada tratamiento afectaba los niveles de dolor de los pacientes, la amplitud de movimiento, la fuerza de agarre, la ingesta de medicamentos, la inflamación de las articulaciones y la función de la mano [7]. El estudio concluyó que no está claro si la termoterapia es beneficiosa para las personas con AR [2].

En resumen, una termoterapia es una opción atractiva para los quiroprácticos que buscan tratamientos no invasivos, no farmacológicos y rentables para sus pacientes. No obstante, teniendo en cuenta la literatura limitada sobre su capacidad para ayudar a los pacientes con dolor de cuello y AR, entre otros, la técnica puede no ser adecuada como tratamiento primario en esas situaciones.

References

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[2] E. L. Hurwitz et al., «A Randomized Trial of Chiropractic Manipulation and Mobilization for Patients With Neck Pain: Clinical Outcomes From the UCLA Neck-Pain Study,» American Journal of Public Health, vol. 92, no. 10, p. 1634-1641, October 2002. [Online]. Available: https://bit.ly/3hgywFO. 

[3] M. A. Shakoor, M. S. Rahman, and M. Moyeenuzzaman, «Effects of deep heat therapy on the patients with chronic low back pain,» Mymensingh Medical Journal, vol. 17, no. 2, p. S32-S38, July 2008. [Online]. Available: https://bit.ly/3bcRGZa.

[4] M. Dehghan and F. Farahbod, «The Efficacy of Thermotherapy and Cryotherapy on Pain Relief in Patients with Acute Low Back Pain, A Clinical Trial Study,» Journal of Clinical and Diagnostic Research, vol. 8, no. 9, p. LC01-LC04, September 2014. [Online]. Available: https://doi.org/10.7860/JCDR/2014/7404.4818.

[5] S. D. French et al., «A Cochrane review of superficial heat or cold for low back pain,» Spine, vol. 31, no. 9, p. 998-1006, April 2006. [Online]. Available: https://doi.org/10.1097/01.brs.0000214881.10814.64.

[6] H. Cramer et al., «Thermotherapy self-treatment for neck pain relief—A randomized controlled trial,» European Journal of Integrative Medicine, vol. 4, no. 4, p. e371-e378, December 2012. [Online]. Available: https://doi.org/10.1016/j.eujim.2012.04.001.

[7] V. Welch et al., «Thermotherapy for treating rheumatoid arthritis,» Mymensingh Medical Journal, vol. 2002, no. 2, p. 1-50, April 2002. [Online]. Available: https://doi.org/10.1002/14651858.CD002826. 

Migrañas: Factores de Riesgo y Manejo

El estudio de la carga global de enfermedades, lesiones y factores de riesgo (GBD) estima que más de mil millones de personas sufrieron migrañas en 2016. Esta carga es significativa y las migrañas se encuentran entre las causas más comunes de “años de vida vividos con discapacidad” (YLD). Las migrañas causaron 45,1 millones de YLD en todo el mundo en 2016, y la carga recayó más fuertemente en las mujeres de 15 a 49 años. En este grupo de edad, las migrañas y los dolores de cabeza de tipo tensional representan más del diez por ciento de todos los AVD1.

Los investigadores han logrado importantes avances en la comprensión de la fisiopatología de las migrañas, que ahora se reconocen como manifestaciones de disfunción del sistema nervioso en lugar de meros dolores de cabeza vasculares; si bien los cambios en el flujo sanguíneo al cerebro quizás contribuyan al dolor, es probable que no lo inicien. Diversas características clínicas (que incluyen síntomas premonitorios, aura, náuseas y mareos) demuestran la complejidad de la afección. Se han asociado al menos 38 loci genéticos con migrañas, pero sus funciones difieren; Es muy probable que las interacciones complejas entre genes y medio ambiente provoquen migrañas y, por lo tanto, deben tenerse en cuenta en su tratamiento2.

El estrés, los medicamentos que exacerban, los cambios metabólicos asociados con la dieta y la función neuroendocrina y los cambios hormonales (especialmente los inducidos por el embarazo y la menstruación) también pueden desempeñar un papel en la estimulación de las migrañas2. En algunas personas, la frecuencia de los ataques de migraña episódica puede aumentar a el punto de la migraña crónica (al menos 15 días de dolor de cabeza al mes durante 3 meses, con al menos 8 de los días de dolor de cabeza que se ajustan a los criterios de las migrañas). Los factores de riesgo para la cronificación incluyen el uso excesivo de medicamentos para la migraña aguda, la obesidad, la depresión y los acontecimientos vitales estresantes. Los estados socioeconómicos y educativos bajos también están asociados con la cronificación de la migraña3.

Los triptanos y los analgésicos no opioides (medicamentos antiinflamatorios no esteroides) son medicamentos comunes que se usan para tratar las migrañas2. Sin embargo, el uso excesivo de medicamentos para la migraña aguda (ingesta de analgésicos durante más de 15 días al mes o ingesta de triptanos durante más de 10 días al mes) se considera probablemente la causa más importante de progresión de la migraña y, por lo tanto, su uso debe ser monitoreado cuidadosamente.

Los betabloqueantes se utilizan como medida preventiva para limitar la frecuencia de las migrañas. Los anestésicos locales (con o sin esteroides) a veces también se inyectan en los centros de cefalea como medidas preventivas, particularmente en las regiones de los nervios occipitales2. Existen opciones de manejo adicionales para las personas con migraña crónica: en 2010, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. Aprobó el Botox para el tratamiento de la migraña crónica. La inyección bloquea la liberación de neurotransmisores implicados en la percepción del dolor y se ha demostrado que es un tratamiento eficaz, incluso para pacientes con uso excesivo concomitante de medicamentos4. Sin embargo, los estudios muestran que reducir el uso excesivo de medicamentos conduce a un alivio significativo de la migraña en pacientes con migraña crónica3.

Debido a que muchas personas que experimentan migrañas también informan problemas musculoesqueléticos como dolor de cuello (informado por el 75 por ciento de los pacientes), ha habido interés en incorporar las prácticas quiroprácticas en los planes de tratamiento neurológico. La Escuela de Medicina de Harvard estableció el Centro Clínico Osher (Osher Clinical Center – OCC) para Terapias Complementarias e Integrativas en 2007 en el Brigham y el Hospital de Mujeres (Women’s Hospital), convirtiéndola en una de las primeras clínicas de medicina integrativa en un centro médico académico de atención terciaria. Una serie de casos de 2019 publicada por la Dra. Carolyn Bernstein e investigadores de OCC compartió tres casos que demostraron mejoras en las puntuaciones de dolor, aumentos en los días sin dolor, disminución del uso de medicamentos y disminución de la ansiedad / distimia informada por los pacientes con enfoques integradores de tratamiento. Los tratamientos incluyeron terapias de tejidos blandos (incluida la liberación miofascial, masajes y terapias de puntos gatillo), así como la manipulación espinal, que se ha planteado como hipótesis para activar las vías descendentes inhibidoras del dolor responsables de la modulación del dolor5.

Una revisión sistemática en el 2019 que incluyó seis ensayos clínicos aleatorios encontró que la manipulación espinal puede ser un tratamiento terapéutico eficaz para reducir los niveles de dolor y disminuir ligeramente los días de migraña. Sin embargo, se necesitan estudios a mayor escala para comprender mejor cómo el tratamiento quiropráctico puede beneficiar a quienes padecen migrañas6.

Referencias

  1. GBD 2016 Headache Collaborators. Global, regional, and national burden of migraine and tension-type headache, 1990-2016: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2016. Lancet Neurol. 2018;17(11):954-976. https://doi.org/10.1016/S1474-4422(18)30322-3
  2. Charles A. The pathophysiology of migraine: implications for clinical management. Lancet Neurol. 2018;17(2):174-182.
  3. May A, Schulte LH. Chronic migraine: risk factors, mechanisms, and treatment. Nat Rev Neurol. 2016;12(8):455-464.
  4. Escher CM, Paracka L, Dressler D, Kollewe K. Botulinum toxin in the management of chronic migraine: clinical evidence and experience. Ther Adv Neurol Disord. 2017;10(2):127-135.
  5. Bernstein C, Wayne PM, Rist PM, Osypiuk K, Hernandez A, Kowalski M. Integrating chiropractic care into the treatment of migraine headaches in a tertiary care hospital: A case series. Glob Adv Health Med. 2019;8:2164956119835778.

Papel Fisiológico del Colesterol

Si bien gran parte de la atención que rodea al colesterol se relaciona con su asociación negativa con las enfermedades cardíacas, la molécula desempeña una serie de funciones fisiológicas esenciales en la promoción de la salud de los seres humanos y una amplia gama de formas de vida; incluso se ha descubierto que los fósiles de casi 600 años contienen este lípido.1

El colesterol, una grasa cerosa de color claro, es un componente esencial de las membranas celulares. Las membranas plasmáticas flexibles y porosas rodean cada célula del cuerpo humano, y el colesterol ayuda a mantener la estructura de las membranas.2 Además, las propiedades químicas del colesterol permiten que una variedad diversa de proteínas de señalización se asocie con la membrana celular, lo que permite que las células se comuniquen con cada una de ellas. otro. Por lo tanto, el colesterol tiene implicaciones para la biología reproductiva (a través de la activación de los espermatozoides), el cáncer (a través de la regulación de proteínas oncogénicas) y muchos otros campos.3 El colesterol es necesario para crear hormonas basadas en esteroides, incluidas la testosterona y la progesterona. Otras hormonas como la aldosterona, clave para el funcionamiento de los riñones, y el cortisol, que activa la respuesta del cuerpo al estrés, también requieren colesterol para su producción. También lo hace la vitamina D, que está presente en pocos alimentos, pero es fundamental para la capacidad del cuerpo para utilizar el calcio. También juega un papel notable en la formación de ácidos biliares, que ayudan al cuerpo a digerir y absorber las grasas.4

Por lo tanto, el colesterol, los metabolitos del colesterol y los precursores del colesterol son fundamentales para las funciones corporales esenciales y rutinarias 3, incluidas otras funciones que se citan con menos frecuencia. Las células en el cristalino del ojo humano contienen niveles enormemente altos de colesterol, y este colesterol es inmensamente importante: aquellos con trastornos genéticos que afectan la vía de síntesis del colesterol a menudo tienen cataratas, y los medicamentos para reducir el colesterol se han asociado con efectos similares a las cataratas en animales. Muchos estudios han demostrado que las estatinas que bloquean la síntesis de colesterol también están asociadas con cataratas.5

A diferencia de otras partes del cuerpo, el cristalino es avascular (no está conectado al torrente sanguíneo) y las concentraciones altas de colesterol no son anormales.5 Sin embargo, el exceso de colesterol en el torrente sanguíneo puede provocar aterosclerosis o la formación de placas en las paredes. de los vasos sanguíneos. Esto puede debilitar los vasos sanguíneos, causar la formación de coágulos de sangre y provocar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales o daño a los riñones e intestinos.4 Sin embargo, el impacto del colesterol no se explica completamente por su cantidad; la forma en que se transporta también es importante. Hay cinco proteínas transportadoras principales (llamadas lipoproteínas, que permiten que el colesterol soluble en lípidos fluya a través del torrente sanguíneo soluble en agua). Mientras que las partículas de lipoproteínas de baja densidad (LDL) transportan colesterol a los tejidos y son ricas en colesterol puro, las partículas de lipoproteínas de alta densidad (HDL) ayudan a eliminar el colesterol de la circulación y lo devuelven al hígado.2

A diferencia de otras partes del cuerpo, el cristalino es avascular (no está conectado al torrente sanguíneo) y las concentraciones altas de colesterol no son anormales.5 Sin embargo, el exceso de colesterol en el torrente sanguíneo puede provocar aterosclerosis o la formación de placas en las paredes. de los vasos sanguíneos. Esto puede debilitar los vasos sanguíneos, causar la formación de coágulos de sangre y provocar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales o daño a los riñones e intestinos.4 Sin embargo, el impacto del colesterol no se explica completamente por su cantidad; la forma en que se transporta también es importante. Hay cinco proteínas transportadoras principales (llamadas lipoproteínas, que permiten que el colesterol soluble en lípidos fluya a través del torrente sanguíneo soluble en agua). Mientras que las partículas de lipoproteínas de baja densidad (LDL) transportan colesterol a los tejidos y son ricas en colesterol puro, las partículas de lipoproteínas de alta densidad (HDL) ayudan a eliminar el colesterol de la circulación y lo devuelven al hígado.2

El colesterol desempeña muchas funciones críticas en el cuerpo humano; aun así, su desconcertante impacto perjudicial en la salud significa que se ha puesto mucho énfasis en limitar su ingesta dietética.2 Históricamente, las pautas nutricionales para reducir el riesgo de ECV han incluido limitaciones explícitas para el colesterol dietético. Sin embargo, la Asociación Estadounidense del Corazón y el Colegio Estadounidense de Cardiología han eliminado más recientemente objetivos específicos debido a la complejidad de la relación entre el riesgo de ECV y el colesterol.7 Aproximadamente el 80 por ciento del colesterol es creado por el propio cuerpo humano, 2 un hecho que sirve como un testimonio de su importancia.

Referencias

  1. Davis J. Fat molecules preserved in a 558-million-year-old fossil help settle decades-old debate. National History Museum. Published 2018. https://www.nhm.ac.uk/discover/news/2018/september/fat-molecules-preserved-in-a-558-million-year-old-fossil-help-se.html
  2. Corliss J. How it’s made: Cholesterol production in your body. Harvard Health Publishing. Published 2019. https://www.health.harvard.edu/heart-health/how-its-made-cholesterol-production-in-your-body
  3. Tabas I. Cholesterol in health and disease. J Clin Invest. 2002;110(5):583-590.
  4. Mulryan C. The role of cholesterol. Independent Nurse. Published 2012. https://www.independentnurse.co.uk/clinical-article/the-role-of-cholesterol/63612/
  5. Widomska J, Subczynski WK. Why is very high cholesterol content beneficial for the eye lens but negative for other organs? Nutrients. 2019;11(5):1083.
  6. Yin W, Li Z, Zhang W. Modulation of bone and marrow niche by cholesterol. Nutrients. 2019;11(6):1394.

El Vínculo Entre los Sistemas Digestivo y Nervioso

El vínculo entre los sistemas digestivo y nervioso, a menudo denominado eje intestino-cerebro (GBA) [1-4,6,7], consta de tres partes: el sistema nervioso entérico (ENS), una colección de neuronas en el tracto gastrointestinal.”; el sistema nervioso central (SNC), que comprende el cerebro y la médula espinal; y el sistema nervioso autónomo, que transfiere información del intestino al cerebro y viceversa [6]. Estas interacciones bidireccionales controlan “la motilidad, las secreciones exocrinas y endocrinas y la microcirculación del tracto gastrointestinal (GI)” [6], al tiempo que regulan los procesos inmunes e inflamatorios [4,5,6]. Los investigadores también postulan que el GBA «apoya e influye en el estado de ánimo, la función cognitiva y el comportamiento motivado» [1]. 

Uno de los principales indicadores de la salud intestinal es su vasto y complejo ecosistema microbiano, conocido como microbiota intestinal [3]. Compuesta principalmente por bacterias, el microbiota intestinal juega un papel vital en las interacciones bidireccionales que ocurren dentro del GBA [3]. Por ejemplo, “interactúa con [el] SNC regulando la química del cerebro e influyendo en los sistemas neuroendocrinos asociados con la respuesta al estrés, la ansiedad y la función de la memoria” [2]. Otras funciones incluyen el mantenimiento de la actividad inmune normal de la mucosa, “proteger contra patógenos, participar en la ingesta de nutrientes de la dieta, metabolizar ciertos fármacos y carcinógenos e influir en la absorción y distribución de grasas” [3]. 

Los estudios indican que la alteración del microbiota, conocida como disbiosis, “perturba las funciones del huésped y, en algunos casos, provoca la expresión de enfermedades manifiestas y graves como la EII (enfermedad inflamatoria intestinal) y la colitis por Clostridium difficile” [3]. Según Collins et al, “está surgiendo evidencia de disbiosis en pacientes con IBS (síndrome del intestino irritable)” [3]. También se ha demostrado que la disbiosis «altera la función cerebral y desencadena el desarrollo de trastornos psiquiátricos como la depresión, la esquizofrenia y la enfermedad de Parkinson» [1]. 

De manera similar, se ha demostrado que el estrés produce efectos adversos en el intestino y exacerba la expresión de ciertas enfermedades, como la EII y los trastornos funcionales gastrointestinales [7]. Además, “los trastornos del sistema nervioso entérico pueden provocar disfunción motora, secretora e inflamatoria e inmunológica del intestino” [6]. Sin embargo, algunos investigadores postulan que “las enfermedades psiquiátricas y / o neurológicas podrían tratarse mediante el uso de bacterias probióticas especiales”, microbios especiales (bacterias o levaduras) que han demostrado mejorar la función de los órganos, el sistema inmunológico y el SNC [2, 3]. 

Aunque el vínculo entre los sistemas digestivo y nervioso está directamente relacionado con la salud en general, “queda mucho por dilucidar con respecto al mecanismo y el impacto de la interacción entre el sistema nervioso y el sistema gastrointestinal” [1]. Se necesita más investigación para determinar hasta qué punto la salud intestinal influye en el resto del cuerpo y puede utilizarse para ayudar a tratar ciertas afecciones [1,6]. 

Referencias 

1. Arneth, B. M. (2018). Gut-Brain Axis Biochemical Signaling from the Gastrointestinal Tract to the Central Nervous System: Gut Dysbiosis and Altered Brain Function. Postgraduate Medical Journal. DOI: 10.1136/postgradmedj-2017-135424 

2. Carabotti, M., Scirocco, A., et al. (2015). The Gut-Brain Axis: Interactions Between Enteric Microbiota, Central and Enteric Nervous Systems. Annals of Gastroenterology, 28(2), 203–209. PMID: 25830558. Available: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4367209/

3. Collins, S. M., & Bercik, P. (2009). The Relationship Between Intestinal Microbiota and the Central Nervous System in Normal Gastrointestinal Function and Disease. Gastroenterology, 136(6), 2003–2014. DOI: 10.1053/j.gastro.2009.01.075 

4. Costa, M., Brookes, S., et al. (2000). Anatomy and Physiology of the Enteric Nervous System. GUT, 47, 15–19. DOI: 10.1136/gut.47.suppl_4.iv15 

5. Furness, J. B. (2012). The Enteric Nervous System and Neuro-gastroenterology. Nature Reviews. Gastroenterology & Hepatology, 9(5), 286–294. DOI: 10.1038/nrgastro.2012.32 

6. Goyal, R. K., & Hirano, I. (1996). The Enteric Nervous System. New England Journal of Medicine, 334, 106–115. DOI: 10.1056/NEJM199604253341707 

7. Van Oudenhove, D. L. K., Tack, J., et al. (2004). Central Nervous System Involvement in Functional Gastrointestinal Disorders. Best Practice & Research Clinical Gastroenterology, 18(4), 663–680. DOI: 10.1016/j.bpg.2004.04.010

Inflamación: Carbohidratos y Cuidados Quiroprácticos

La inflamación contribuye a muchas enfermedades crónicas comunes, como la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, la artritis y varios cánceres [1, 2, 3]. Además de estar implicada en el desarrollo de diversas enfermedades, la inflamación también conduce a un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas durante la vejez [2]. En consecuencia, el manejo de la inflamación es de suma importancia para los proveedores de atención médica. Este artículo discutirá dos tratamientos que pueden reducir la inflamación crónica: consumo alterado de carbohidratos y atención quiropráctica. 

El consumo de carbohidratos se puede medir mediante dos marcadores. El índice glucémico (IG) cuantifica la propensión de la ingesta de carbohidratos de un individuo a aumentar el nivel de glucosa en sangre. [1] La carga glucémica (GL) es el producto de la ingesta total de carbohidratos y el IG dietético de un individuo [1]. El consumo constante de alimentos con un IG alto a menudo conduce a una inflamación aguda y crónica [2]. Además, varios estudios documentan la correlación positiva entre las medidas dietéticas de GI / GL y los niveles de proteína C reactiva de alta sensibilidad (hsCRP), un marcador de inflamación [2]. Por lo tanto, una forma de reducir la inflamación es evitar los alimentos con un IG / GL alto, como los cereales para el desayuno, las patatas y las golosinas [4]. 

Otra forma de reducir la inflamación es consumir menos carbohidratos refinados [2, 3]. Los carbohidratos refinados no solo promueven la inflamación posprandial, sino que también activan las vías de adicción neuronal, reducen el gasto de energía y contribuyen al aumento de peso [3]. Las personas deben reemplazar los carbohidratos refinados con alimentos integrales. Los alimentos integrales son ricos en compuestos bioactivos que combaten la inflamación mediante la activación de enzimas antioxidantes y la eliminación de radicales libres [2]. Mientras que las dietas con IG / GL bajo se asocian con beneficios antiinflamatorios de manera mucho más consistente, las dietas integrales todavía están fuertemente ligadas a la reducción de la inflamación [2]. 

La atención quiropráctica también puede reducir la inflamación. Los quiroprácticos pueden aconsejar a sus clientes que realicen cambios en la dieta de acuerdo con las recomendaciones anteriores, pero también pueden reducir la inflamación realizando manipulaciones específicas de la columna [5]. Cuando algunos experimentos comenzaron a informar cómo los tratamientos quiroprácticos reducían los efectos dolorosos de la inflamación, la conexión entre los dos se hizo evidente. Uno de esos estudios, realizado por Song et al. en 2006, midió el impacto de la terapia de manipulación espinal asistida por activador (ASMT) en ratas que padecían inflamación aguda del foramen intervertebral. Cuando se aplicó ASMT en las apófisis espinosas L5 y / o L6, las ratas experimentaron una hiperalgesia térmica y mecánica más corta y menos severa [6]. 

Varios experimentos indican que los tratamientos quiroprácticos pueden reducir directamente la inflamación. Un estudio ciego que consistió en 21 pacientes buscó comparar el efecto de las manipulaciones espinales quiroprácticas sobre dos marcadores de inflamación: PCR e interleucina-6 (IL-6) [5]. Dos semanas después de recibir nueve manipulaciones espinales, los pacientes exhibieron procesos inflamatorios significativamente revertidos en comparación con el grupo de control [5]. Un experimento más amplio documentó cómo una sola sesión de terapia de manipulación espinal redujo los niveles de los sujetos de dos citocinas inflamatorias, el factor de necrosis tumoral α y la interleucina 1β [7]. En ambos casos, las manipulaciones espinales quiroprácticas demostraron ser un tratamiento prometedor contra la inflamación. 

A pesar de las complejas y confusas interacciones moleculares asociadas con la inflamación, los investigadores han identificado ciertos ajustes dietéticos y quiroprácticos que pueden reducir con éxito la inflamación de bajo grado. 

Referencias 

[1] L. Galland, «Diet and Inflammation,» Nutrition in Clinical Practice, vol. 25, no. 6, p. 634-640, Dec 2010. [Online]. Available: https://doi.org/10.1177/0884533610385703.  

[2] A. E. Buyken et al., «Association between carbohydrate quality and inflammatory markers: systematic review of observational and interventional studies,» American Journal of Clinical Nutrition, vol. 99, no. 4, p. 813-833, Apr 2014. [Online]. Available: https://doi.org/10.3945/ajcn.113.074252.  

[3] D. Seaman, «Weight gain as a consequence of living a modern lifestyle: a discussion of barriers to effective weight control and how to overcome them,» Journal of Chiropractic Humanities, vol. 20, no. 1, p. 27-35, December 2013. [Online]. Available: https://doi.org/10.1016/j.echu.2013.08.001.  

[4] L. Richards, «What are high and low glycemic index foods?,» Medical News Today, Updated February 7, 2021. [Online]. Available: https://www.medicalnewstoday.com/articles/high-glycemic-index-foods.  

[5] R. A. Roy, J. P. Boucher, and A. S. Comtois, «Inflammatory response following a short-term course of chiropractic treatment in subjects with and without chronic back pain,» Journal of Chiropractic Medicine, vol. 9, no. 3, p. 107-114, September 2010. [Online]. Available: https://doi.org/10.1016/j.jcm.2010.06.002.  

[6] X. J. Song et al., «Spinal Manipulation Reduces Pain and Hyperalgesia After Lumbar Intervertebral Foramen Inflammation in the Rat,» Journal of Manipulative and Physiological Therapeutics, vol. 29, no. 1, p. 5-13, January 2006. [Online]. Available: https://doi.org/10.1016/j.jmpt.2005.10.001.  

[7] J. A. Teodorczyk-Injeyan, J. S. Injeyan, and R. Ruegg, «Spinal Manipulative Therapy Reduces Inflammatory Cytokines but Not Substance P Production in Normal Subjects,» International Conference on Chiropractic Research, vol. 29, no. 1, p. 14-21, January 2006. [Online]. Available: https://doi.org/10.1016/j.jmpt.2005.10.002.  

Manipulación de la Distracción en Flexión para el Dolor de Disco

La columna vertebral humana está compuesta de huesos (vértebras) que están apilados uno encima del otro y acolchados por almohadillas de goma que se encuentran entre ellos, llamados «discos espinales» o discos intervertebrales. Los discos espinales tienen aproximadamente un cuarto de pulgada de grosor, con un núcleo elástico lleno de líquido. Ayudan a prevenir la fricción entre huesos y también aumentan la absorción de impactos y la flexibilidad de la columna. Sin embargo, cuando está sujeto a estrés, el material dentro de los discos espinales puede hincharse, sobresalir entre las vértebras y presionar contra los nervios circundantes.1 Este «disco herniado» es una causa común de dolor lumbar, y la manipulación de la distracción de la flexión es una forma de tratarlo.2 

La manipulación por flexión y distracción es una terapia quiropráctica en la que el paciente se acuesta boca abajo sobre una mesa móvil, que estira suavemente la columna mientras el médico masajea áreas clave de la espalda. («Flexión» se refiere a doblar el cuerpo de tal manera que acerca las articulaciones, y «distracción» se refiere a la presión ejercida sobre el cuerpo). Esto crea una presión negativa que empuja el disco hacia atrás entre las vértebras. También evita que el exterior circular y resistente del disco espinal, el anillo fibroso, se distorsione, lo que puede causar dolor. Desde su invención en la década de 1960 por James Cox, la distracción por flexión ha sido objeto de varios estudios de casos e informes anecdóticos, que han ayudado a caracterizar y aclarar sus beneficios terapéuticos. 

Por ejemplo, un estudio de 2019 publicado en el Journal of Physical Therapy Science por Oh et al. examinó los resultados clínicos de 30 pacientes que visitaron una clínica ortopédica de Corea del Sur con síntomas compatibles con discos intervertebrales herniados. Los investigadores administraron distracción por flexión y otra terapia quiropráctica similar (la técnica de caída) a 15 participantes. El grupo de control recibió descompresión espinal, una terapia no quiropráctica que utiliza un dispositivo médico especializado en lugar de terapia manual. Los investigadores encontraron que el ángulo de elevación de la pierna recta de los pacientes y la altura del disco intervertebral mejoraron significativamente en ambos grupos, pero que no hubo una diferencia significativa en el aumento al comparar los grupos; en otras palabras, los tratamientos fueron igualmente efectivos. 

La eficacia de la distracción por flexión para pacientes con hernia de disco se ha demostrado repetidamente. Kwon et al., Citado por Oh, también encontraron mejores ángulos de elevación de la pierna estirada después de la aplicación de distracción en flexión3. Un estudio de Gudavalli et al. de espinas de cadáveres encontraron que el espacio del disco espinal aumentaba en aproximadamente 3 mm y el ángulo del disco intervertebral en alrededor de 6 grados en las vértebras lumbares de los cadáveres.4 En el estudio de Oh et al., el espacio del disco aumentó en un promedio de 1.3 mm.3 Gay et al. encontró en otro estudio cadavérico que la técnica disminuyó la presión dentro del disco intervertebral en un 65 por ciento.5 

En última instancia, los pacientes pueden elegir la manipulación de distracción por flexión en lugar de otro tipo de terapia en función de su dolencia específica. Choi y col. examinó los efectos de la manipulación de flexión-distracción en 30 pacientes con estenosis espinal lumbar (estrechamiento del canal espinal, que puede deberse al abultamiento del disco), encontrando que si bien tanto el dolor como la discapacidad disminuyeron en ambos grupos, las disminuciones fueron más significativas en los grupo de distracción en flexión en una comparación intergrupal.6 Esto podría apoyar el uso de distracción en flexión para la estenosis espinal sobre otras terapias; la terapia de descompresión espinal, por ejemplo, no se recomienda para pacientes con estenosis espinal. De manera similar, la terapia de descompresión espinal no se recomienda para la espondilolistesis y la espondilitis anquilosante, pero la distracción en flexión puede ser aconsejable. 

Si bien la manipulación de la distracción por flexión sigue siendo una opción de tratamiento popular para una variedad de afecciones, los estudios científicos que evalúan su eficacia siguen siendo limitados. Una revisión de la literatura de 2005 sobre la manipulación de la distracción en flexión identificó 30 artículos sobre el tema, la mayoría de los cuales eran informes de casos o estudios con tamaños de muestra pequeños. El artículo concluyó que se necesita más investigación «para establecer la eficacia y seguridad de la manipulación de la distracción y explorar los eventos biomecánicos, neurológicos y bioquímicos que pueden ser alterados por este tratamiento». 

Referencias

  1. Wheeler T. Understanding basic information about spinal disk problems. Webmd.com. Published 2019. Accessed March 4, 2021. https://www.webmd.com/pain-management/understanding-spinal-disk-problems-basic-information
  2. Merckling J. Flexion distraction to the rescue for chronic back pain. Mercklingdc.com. Published 2018.
  3. Oh H, Choi S, Lee S, Choi J, Lee K. Effects of the flexion-distraction technique and drop technique on straight leg raising angle and intervertebral disc height of patients with an intervertebral disc herniation. J Phys Ther Sci. 2019;31(8):666-669.
  4. Gudavalli MR, Cambron JA, McGregor M, et al. A randomized clinical trial and subgroup analysis to compare flexion-distraction with active exercise for chronic low back pain. Eur Spine J. 2006;15(7):1070-1082.
  5. Gay RE, Ilharreborde B, Zhao KD, Berglund LJ, Bronfort G, An K-N. Stress in lumbar intervertebral discs during distraction: a cadaveric study. Spine J. 2008;8(6):982-990.
  6. Choi J, Lee S, Jeon C. Effects of flexion-distraction manipulation therapy on pain and disability in patients with lumbar spinal stenosis. J Phys Ther Sci. 2015;27(6):1937-1939.
  7. Spinal decompression vs chiropractic flexion-distraction technique. Evergreenclinic.ca. Published September 26, 2020. Accessed March 5, 2021. https://evergreenclinic.ca/difference-between-chiropractic-flexion-disctraction-technique-and-spinal-decompression/
  8. Gay RE, Bronfort G, Evans RL. Distraction manipulation of the lumbar spine: a review of the literature. J Manipulative Physiol Ther. 2005;28(4):266-273.

Uso del Análisis de la Marcha para Evaluar Anomalías Biomecánicas

Caminar es un movimiento que requiere una coordinación precisa de varios grupos musculoesqueléticos diferentes. Por esta razón, las anomalías en la marcha de un paciente pueden ser muy informativas sobre una serie de problemas diferentes, desde complicaciones del pie diabético hasta lesiones deportivas agudas. El análisis de la marcha es una práctica que se introdujo por primera vez en la década de 1970 y desde entonces se ha utilizado para investigar clínicamente la fuente de afecciones nerviosas, esqueléticas o musculares, así como anomalías biomecánicas en los pies, tobillos, piernas, rodillas, caderas y espalda. Se utiliza como herramienta preventiva y como medida del progreso de los pacientes en tratamiento. 

El análisis de la marcha se puede realizar utilizando una amplia gama de tecnología, y la metodología ha mejorado continuamente a lo largo de los últimos años. El análisis de la pisada se puede realizar utilizando una almohadilla de compresión sensible a la presión, que se utiliza para cuantificar la longitud de la zancada y el ritmo de paso al tiempo que captura las impresiones de las pisadas del paciente. Dicho análisis puede ser muy informativo del equilibrio de un individuo y la consistencia general de su forma de andar. Las mediciones de fuerza y ​​presión se pueden tomar utilizando una pasarela sensible a la presión conectada a una computadora, que luego genera imágenes para visualizar la biomecánica del paciente. La electrónica de escaneo y los sensores 3D también se han utilizado para ayudar a medir los patrones de marcha asimétricos. Sin embargo, la forma más común y rentable de análisis de la marcha consiste en tomar imágenes de video del paciente caminando en varias direcciones y desde diferentes ángulos. El paciente puede caminar sobre una superficie plana o una cinta de correr, donde la inclinación y la velocidad se pueden manipular manualmente, y también se pueden usar sensores de movimiento externos para mediciones cuantitativas. 

Las tendencias específicas en las anomalías de la marcha se han asociado con una serie de afecciones diferentes. Por ejemplo, un estudio encontró que los pacientes que padecían trastornos de la columna vertebral tenían una velocidad de marcha y una longitud de paso significativamente más lentas, así como un mayor ancho de paso, en comparación con los controles. Otro estudio estableció parámetros específicos de la marcha cinemática y cinética para pacientes con mielopatía cervical espondilótica, en el que los autores observaron disminuciones significativas en la flexión de la rodilla durante el swing, el rango de movimiento sagital total de la rodilla y la flexión plantar máxima del tobillo. Raccagni et al. encontraron que el análisis de la marcha podía distinguir con éxito entre la enfermedad de Parkinson idiopática y los trastornos parkinsonianos atípicos, lo que sugiere un alto grado de precisión diagnóstica. 

Estos hallazgos demuestran que el análisis de la marcha proporciona una forma muy matizada de caracterizar las anomalías biomecánicas y puede usarse tanto de manera diagnóstica como como medida de la progresión de la enfermedad o la recuperación. Por lo tanto, es de gran utilidad clínica realizar análisis de la marcha en pacientes con afecciones de la parte inferior del cuerpo y la columna junto con otras pruebas de diagnóstico. 

Referencias 

i. Haddas, R., Ju, K.L., Belanger, T. et al. The use of gait analysis in the assessment of patients afflicted with spinal disorders. European Spine Journal 27, 1712–1723 (2018). https://doi.org/10.1007/s00586-018-5569-1 

ii. Malone, A., Meldrum, D., & Bolger, C. (2012). Gait impairment in cervical spondylotic myelopathy: comparison with age- and gender-matched healthy controls. European Spine Journal 21(12), 2456–2466. https://doi.org/10.1007/s00586-012-2433-6 

iii. Raccagni, C., Gaßner, H., Eschlboeck, S., Boesch, S., Krismer, F., Seppi, K., Poewe, W., Eskofier, B. M., Winkler, J., Wenning, G., & Klucken, J. (2018). Sensor-based gait analysis in atypical parkinsonian disorders. Brain and Behavior 8(6), e00977. https://doi.org/10.1002/brb3.977 

Manejo del Vértigo con Atención Quiropráctica

El vértigo es una sensación anormal de movimiento o pérdida del equilibrio y puede ser crónico o intermitente. Pueden surgir breves sensaciones de vértigo por una amplia variedad de razones, como sentarse rápidamente o jugar videojuegos tridimensionales. Las formas más persistentes de vértigo suelen surgir debido a una disfunción del oído interno, que es responsable de nuestro sentido del equilibrio y la posición. Los virus del resfriado, el traumatismo craneoencefálico y la enfermedad de Ménière son afecciones que afectan el oído interno y pueden causar una sensación de inestabilidad (The University of Iowa 2018). Las afecciones musculoesqueléticas, incluido el daño a los nervios de las piernas, la debilidad muscular y la inestabilidad de las articulaciones, también pueden provocar vértigo y causar dificultades con el movimiento. Por último, ciertas afecciones como la enfermedad de Parkinson, la depresión y la visión deficiente pueden ser catalizadores del vértigo (Fundación Mayo para la Educación e Investigación Médica 2020).

Es extremadamente raro que los niños pequeños se vean afectados por el vértigo y casi siempre ocurre en la edad adulta. Aproximadamente uno de cada 20 adultos experimenta vértigo cada año, y la mayoría de las personas con la afección descubren que afecta gravemente sus actividades diarias y su capacidad para trabajar (Van Vugt 2017). Además, las caídas son la principal causa de lesiones entre las personas mayores y pueden causar traumatismos graves, como fracturas. Como las caídas son causadas en gran parte por alteraciones del equilibrio, las posibles consecuencias del vértigo se agravan con la edad.

Si el vértigo se acompaña de tinnitus, presión en el oído o pérdida auditiva, el oído interno puede ser la fuente de la afección. Un otorrinolaringólogo, especialista en trastornos del oído, puede examinar el inicio, la duración y la gravedad de las molestias auditivas experimentadas. Otros síntomas que suelen acompañar a los trastornos del oído incluyen náuseas y vómitos, así como disminución de la frecuencia cardíaca (The University of Iowa 2018). El vértigo posicional, una forma de vértigo en la que los síntomas cambian según la posición de la cabeza, es común y se origina principalmente en el oído interno.

El vértigo generalmente se puede tratar con fisioterapia, medicamentos y / o cirugía (The University of Iowa 2018). Los neurólogos suelen solicitar pruebas y escáneres para determinar la causa de la afección antes de desarrollar un plan de tratamiento. Los síntomas de vértigo causados ​​por problemas estructurales más graves pueden requerir cirugía, mientras que, en algunos casos, los ejercicios de equilibrio y los cambios en el estilo de vida por sí solos pueden ayudar a controlar los síntomas. Un profesional médico puede recomendar otros tratamientos conservadores, como restringir los alimentos y bebidas que causan migrañas o deterioran los sentidos (por ejemplo, alcohol y café).

La atención quiropráctica es otra forma eficaz de tratamiento para el vértigo que utiliza la manipulación práctica para ayudar a los pacientes a mejorar su equilibrio y coordinación. Según una encuesta de 2010 realizada por la Junta Nacional de Examinadores Quiroprácticos, los quiroprácticos informan ver, en promedio, entre uno y tres pacientes por mes por preocupaciones sobre los mareos (Ndetan 2016). Algunos estudios sugieren que las manipulaciones dirigidas a la columna cervical pueden ser útiles para tratar los trastornos del equilibrio al reposicionar el cuello en su ubicación óptima y devolver el cuerpo al equilibrio.

Un estudio de 2009 examinó los efectos de la manipulación espinal y la terapia manual sobre los mareos y el equilibrio en un centro de salud de una universidad de quiropráctica y un gimnasio para personas mayores (Strunk 2009). Un grupo de 19 adultos, de 40 años o más, con una mediana de edad de 70, completó el estudio. Todos los pacientes fueron tratados por un médico o un estudiante en prácticas de quiropráctica dos veces por semana, cada sesión con una duración de 15 a 20 minutos, durante un período de intervención de 8 semanas. El Inventario de Discapacidad por Mareos, la Escala de Equilibrio de Berg de Forma Corta (SF-BBS) y el Índice de Discapacidad del Cuello se utilizaron para medir los efectos de los tratamientos. Se midió una gran diferencia en el SF-BBS antes y después del período de intervención en la mayoría de los pacientes, lo que demuestra una mejora en el equilibrio. Algunos pacientes también mostraron una reducción de los mareos y el dolor de cuello al final del estudio.

Referencias 

Mayo Foundation for Medical Education and Research. (2020). Balance Problems. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/balance-problems/symptoms-causes/syc-20350474#

Ndetan, H., et al. (2016). The Role of Chiropractic Care in the Treatment of Dizziness or Balance Disorders: Analysis of National Health Interview Survey Data. J Evid Based Complement Altern Med, 21:138–142. https://doi.org/10.1177/2156587215604974.  

Strunk, R., et al. (2009). Effects of Chiropractic Care on Dizziness, Neck Pain, and Balance: A Single-Group, Preexperimental, Feasibility Study. Journal of Chiropractic Medicine, 8(4), 156–164. https://doi.org/10.1016/j.jcm.2009.08.002.  

The University of Iowa. (2018). Vertigo: Frequently Asked Questions. The University of Iowa Hospitals & Clinics. https://uihc.org/health-topics/vertigo-frequently-asked-questions.  

Van Vugt, V., et al. (2017). Chronic Vertigo: Treat with Exercise, Not Drugs. BMJ Publishing Group, 358. https://doi.org/10.1136/bmj.j3727

Compresión Nerviosa: Síntomas y Tratamiento

La compresión nerviosa, o atrapamiento nervioso, “es una afección causada por la presión directa sobre un nervio” [5], que a menudo ocurre en las muñecas, los codos, los pies o la columna vertebral. Los síntomas pueden incluir “dolor, debilidad o parestesia (“hormigueo”) [5], que van de leves a severos, y pueden aparecer repentina o gradualmente [7]. Los pacientes que sufren de compresión nerviosa también pueden experimentar una sensación de dolor sordo que irradia desde el origen del nervio comprimido, mientras que otros pueden experimentar entumecimiento [1,3,7]. Para los pacientes que presentan estos síntomas, especialmente en «ausencia de una lesión ósea, de tejido blando o vascular conocida», los investigadores han sugerido que se consideren los síndromes de atrapamiento nervioso [5]. 

Los síndromes de atrapamiento nervioso tienden a afectar a aquellos cuyas ocupaciones implican movimientos repetitivos o el levantamiento de objetos pesados, como atletas, oficinistas y músicos [1]. Los síndromes comunes de atrapamiento de nervios incluyen síndrome del túnel carpiano, atrapamiento del nervio radial, atrapamiento cubital y compresión de la médula espinal. 

El síndrome del túnel carpiano se produce por compresión del nervio mediano en la muñeca [1]. Los pacientes afectados refieren entumecimiento, hormigueo y dolor en la mano, que a menudo empeora por la noche o después del uso de la mano [1]. De manera similar, los pacientes con atrapamiento del nervio cubital o atrapamiento del nervio radial, como resultado de la compresión de los nervios cubital y radial, respectivamente, generalmente describen entumecimiento o dolor a lo largo de los antebrazos, las manos y los dedos [1,3,5]. Los síntomas de la compresión del nervio espinal, causada por la presión sobre la médula espinal, generalmente como resultado del desgaste general o de la osteoporosis, pueden consistir en dolor y rigidez en la espalda o el cuello; “Entumecimiento, calambres o debilidad en los brazos, manos o piernas; dolor intenso que se extiende a los brazos, las nalgas o las piernas (ciática); y pérdida de sensibilidad en los pies” [7]. 

Los métodos quirúrgicos para el tratamiento de las compresiones nerviosas, como las descompresiones [2, 4, 6] y la sección de ligamentos [1], han mostrado altas tasas de éxito y, como recomiendan Jacobsen et al., “Deben considerarse en pacientes con dolor persistente y fuentes identificables de atrapamiento” [4]. Sin embargo, aunque los tratamientos quirúrgicos para la compresión nerviosa suelen producir resultados positivos, algunos expertos lo consideran un último recurso, ya que los tratamientos no quirúrgicos han demostrado ser eficaces en muchas situaciones [4,7]. 

Los tratamientos no quirúrgicos para controlar la compresión nerviosa pueden incluir férulas, intervenciones farmacológicas (AINE), terapia con ultrasonido, inyecciones de esteroides, fisioterapia y reposo [1]. Un estudio sobre neuropatías por atrapamiento en las extremidades superiores recomienda reposo, férulas y antiinflamatorios, específicamente para pacientes con síndrome del túnel carpiano que experimentan “brotes agudos y aquellos con síntomas mínimos o intermitentes” [1]. Otro estudio, que cita investigaciones sobre la eficacia de la ferulización cuando se combina con inyecciones locales de esteroides, informa que «el 22 por ciento [de los pacientes] no presentaba síntomas al final de un ensayo de un año». 

También se han utilizado técnicas quiroprácticas para ayudar a controlar la compresión nerviosa. Un estudio de 2008 observó a un paciente con síndrome del túnel carpiano que, al recibir terapia de manipulación quiropráctica en combinación con otras técnicas durante un período de nueve meses, pudo “volver a las actividades ocupacionales y sociales” [6]. La investigación realizada por Jefferson-Falardeau et al., Centrada en el manejo quiropráctico de un paciente con síndrome de atrapamiento del nervio radial, encontró que el paciente se benefició del manejo quiropráctico utilizando técnicas estándar de quiropráctica, kinesiología aplicada y movilización neural” [5]. Asimismo, el estudio realizado por Illes et al. concluyó que “el tratamiento quiropráctico que consiste en manipulación, movilizaciones de tejidos blandos, ejercicio y educación sobre la ergonomía de la estación de trabajo pareció reducir los síntomas de compresión del nervio cubital” [3]. También se ha dicho que las técnicas quiroprácticas ayudan a tratar la compresión de la médula espinal. 

Los tratamientos para controlar la compresión nerviosa se pueden recetar individualmente. Sin embargo, la investigación sugiere que un enfoque terapéutico multimodal puede mejorar los resultados [6]. 

Referencias

1. Dawson, D. M. (1993). Entrapment Neuropathies of the Upper Extremities. New England Journal of Medicine329, 2013–2018. DOI: 10.1056/NEJM199312303292707 

2. Dhinsa, B. S., Hussain, L., et al. (2018). The Management of Dorsal Peroneal Nerve Compression in the Midfoot. The Foot35, 1–4. DOI: 10.1016/j.foot.2017.12.005 

3. Illes, J. D., & Johnson, T. L. Chiropractic Management of a Patient with Ulnar Nerve Compression Symptoms: A Case Report. Journal of Chiropractic Medicine12(2), 66–73. DOI: 10.1016/j.jcm.2013.03.002 

4. Jacobson, L., Dengler, J., et al. (2020). Nerve Entrapments. Clinics in Plastic Surgery47(2), 267–278. DOI: 10.1016/j.cps.2019.12.006 

5. Jefferson-Falardeau, J., & Houle, S. Chiropractic Management of a Patient with Radial Nerve Entrapment Symptoms: A Case Study. Journal of Chiropractic Medicine18(4), 327–334. DOI: 10.1016/j.jcm.2019.07.003 

6. McHardy, A., Hoskins, W., et al. (2008). Chiropractic Treatment of Upper Extremity Conditions: A Systematic Review. Journal of Manipulative & Physiological Therapeutics31(2), 146–159. DOI: 10.1016/j.jmpt.2007.12.004 

7. Spinal Cord Compressions. Johns Hopkins Medicine. Retrieved on January 25, 2021 from https://www.hopkinsmedicine.org/health/conditions-and-diseases/spinal-cord-compression