Las ortesis son tecnologías de asistencia que pueden abordar muchos problemas musculoesqueléticos al corregir la posición y/o respaldar la función adecuada [1]. El tipo más común es el inserto para zapatos. Desde el auge de las técnicas de creación rápida de prototipos, las ortesis se han vuelto más personalizadas para pacientes individuales y, por lo tanto, más efectivas que nunca [1]. Una función central de las ortesis es corregir la postura [1].
En un estudio de caso de un paciente masculino de 59 años con espondilitis anquilosante (EA), un dispositivo ortopédico pudo aliviar algunos de los problemas posturales del paciente y, por lo tanto, posponer su posterior tratamiento quirúrgico [2]. El paciente recibió dispositivos ortopédicos para tratar su desequilibrio postural [2]. Dos semanas después de usar un talón de gel de 9 milímetros en un lado, la postura del paciente había mejorado notablemente [2]. Los investigadores creían que esta corrección exitosa podría explicarse porque la elevación del talón nivelaba la postura de la cadera del paciente para que ya no tuviera que caminar de puntillas [2]. Aunque este estudio es solo una investigación sobre las ortesis para levantamiento de talón, sugiere que las ortesis pueden promover una mejor postura al nivelar la forma de andar de los pacientes para corregir cualquier asimetría disruptiva.
Otro estudio se centró en la eficacia de las ortesis plantares para promover una mejor postura [3]. La salud del pie es crucial para una postura correcta debido al papel clave del pie como soporte, transferencia de peso y propulsión [3]. En este estudio, el dispositivo en cuestión era una tecnología de plantilla conocida como Regular Gait que soporta el arco plantar [3]. Los experimentadores monitorearon a 30 sujetos mientras usaban las plantillas RG [3]. Ninguno de los sujetos padecía enfermedades o daños en los pies [3]. Las órtesis estimularon los mecanorreceptores plantares, lo que promovió una reorganización de la postura plantar de los usuarios hasta el sistema nervioso superior [3]. Al influir en las cadenas de biorretroalimentación cinética que se originan en el nivel del pie y viajan hasta el cerebro, las plantillas ortopédicas plantares pueden mejorar significativamente la postura erguida de sus usuarios [3].
Otro medio por el cual las ortesis pueden corregir la postura es acomodar las extremidades de manera beneficiosa durante el sueño [4]. Este fue el caso en un estudio que siguió a un paciente que sufría de parálisis cerebral dipléjica espástica [4]. Una característica definitoria de la condición es el aumento del tono muscular, lo que puede llevar a los pacientes a adoptar posturas incorrectas [4]. Al disponer la rodilla del paciente de manera que mejorara su postura mientras dormía, la órtesis redujo la posibilidad de que las correcciones posturales realizadas en fisioterapia se anularan durante los períodos de descanso [4].
Por último, las ortesis también pueden mejorar la postura en condiciones tan altas en el cuerpo como la columna vertebral, como lo demuestran los experimentos con pacientes con osteoporosis [5, 6]. Pfeifer y sus colegas analizaron los efectos de una órtesis espinal, que consistía en un sistema de cinturones sujetos con velcro y una almohadilla para la espalda, en mujeres con una o más fracturas vertebrales causadas por osteoporosis [5]. Después de seis meses, el ángulo de cifosis, el balanceo del cuerpo y el dolor disminuyeron, mientras que la fuerza muscular y la capacidad funcional aumentaron [5]. Otro estudio sugirió que las almohadillas con cámara de aire colocadas en el tronco pueden mejorar la postura al activar los músculos a través de la estimulación sensoriomotora [6]. Sin embargo, el mecanismo exacto a través del cual la ortesis promovió las respuestas neurofisiológicas sigue sin estar claro, por lo que se requiere más investigación sobre este punto [6].
Desde nivelar asimetrías hasta acomodar favorablemente las extremidades durante los períodos de descanso, las órtesis pueden ayudar a corregir la postura de los pacientes con afecciones musculoesqueléticas crónicas.
Referencias
[1] J. Barrios-Muriel et al., “Advances in Orthotic and Prosthetic Manufacturing: A Technology Review,” Materials, vol. 13, no. 2, p. 1-15, January 2020. [Online]. Available: https://doi.org/10.3390/ma13020295.
[2] J. A. Lipton and L. J. Mitchell, “Orthotic Correction of Postural Unleveling in a Patient With Ankylosing Spondylitis,” The Journal of the American Osteopathic Association, vol. 114, no. 2, p. 125-128, February 2014. [Online]. Available: https://doi.org/10.7556/jaoa.2014.026.
[3] C. Oro Nobili et al., “Plantar support for a correct gait,” Italian Journal of Anatomy and Embryology, vol. 121, no. 1, p. 53, 2016. [Online]. Available: https://bit.ly/3eQKQKo.
[4] M. Leite et al., “Design for personalized medicine in orthotics and prosthetics,” Procedia CIRP, vol. 84, p. 457-461, 2019. [Online]. Available: https://doi.org/10.1016/j.procir.2019.04.254.
[5] M. Pfeifer, B. Begerow, and H. W. Minne, “Effects of a New Spinal Orthosis on Posture, Trunk Strength, and Quality of Life in Women with Postmenopausal Osteoporosis A Randomized Trial,” American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation, vol. 83, no. 3, p. 177-186, March 2004. [Online]. Available: https://doi.org/10.1097/01.PHM.0000113403.16617.93.
[6] L. Vogt et al., “Postural correction by osteoporosis orthosis (Osteo-med): a randomized, placebo-controlled trial,” Prosthetics and Orthotics International, vol. 32, no. 1, p. 103-110, March 2008. [Online]. Available: https://doi.org/10.1080/03093640701838265